—Haga un balance de estos cuatro años como empresario de la Plaza de Toros Las Palomas de Algeciras.
—Un balance esperanzador. La plaza que encontramos y la que dejamos son dos plazas diferentes. Esta plaza tiene una afición muy sólida. Una afición esperanzada en que la feria sea lo que le dijimos en un principio, un máximo referente dentro de Andalucía. Y aunque cuesta y no es fácil lo estamos consiguiendo a base de mucho trabajo.
—Comenzó con todo en contra, debido a las polémicas surgidas de cómo le concedieron la plaza.
—Contábamos con la confianza del alcalde, Tomás Herrera, y de sectores profesionales. Pero sobre todo contábamos con nuestra propia confianza, en que remontaríamos la situación que nos encontramos. Y haríamos ver que nuestro trabajo era un trabajo serio, sólido y eficaz.
—¿Qué es lo que deja una vez finalizado el periodo de contrato?
—En principio dejo un abono y una imagen sólida con una seriedad en el trato y en la presentación. La forma de trabajar ha sido bien recibida por parte de todos, y en especial por la afición. No sabemos si seguiremos o no, pero dejamos aquí buenos amigos.
—Debido a la situación de crisis que atraviesa el país, para el nuevo concurso que salga en su día, si es que no se decide el Ayuntamiento por una autogestión municipal, ¿el pliego de condiciones deberá ajustarse a la realidad?
—El político lo debe pensar y los profesionales también. Todos lo debemos pensar muy bien porque debe ser un pliego razonable. Hay que ser consecuente con la situación que se vive. Creo que el sector taurino es muy frágil por depender de la bonanza de los tiempos en gran medida. Depende también el que no haya un malestar general como parece ser que existe en la sociedad en estos momentos. Esperemos que esta situación dure poco, pero mientras dure lo que hay que ser es realista.
—Usted dijo que daría calidad, pero existen bastantes críticas al ganado lidiado, ya que se dice que estas mismas corridas las daba el anterior empresario.
—Yo eso no lo diría viendo los antecedentes. Yo no digo que no hubiera algún cartel más o menos fuerte. Pero una feria tan redonda y tan compacta yo no vi. Lo que si digo es que con ocho festejos aquello era imposible. Y lo que hay que decir es que no a esas pretensiones por muy razonadas u obligadas que sean. El empresario juega con muchos factores y entre ellos con su profesionalidad. No se puede decir si a todo, hay que plantarse y decir que no a una serie de cosas. Y en estos momentos más todavía que entonces. Hoy hay que ser más realista todavía que hace cuatro años.
—Después de muchos años llevando la plaza de Las Ventas de Madrid, llegaron a Algeciras pero, ¿con empeño?
—Después de Madrid vinimos a esta plaza con un empeño todavía mayor. Y desde las primeras ruedas de prensa y primeras entrevistas dijimos que queríamos hacer que la gente de Algeciras y la del Campo de Gibraltar se sintieran identificados y orgullosos de su feria. Para conseguirlo hemos trabajado mucho y hemos invertido tanto en prensa como en publicidad. Creíamos en el proyecto y esa era la mejor forma de demostrarlo.
—El trabajar lo aprendió desde que era un crío.
—Eso es lo que nos han enseñado en mi casa. A mi padre y a mis tíos los he visto haciendo funciones desde la base, como el abrir y cerrar puertas, mover los toros etc. Hay que saber todas esas cosas para darle valor a que las cosas estén bien hechas.
—¿Sorprendido por la gran afición creada por la escuela de tauromaquia?
—La verdad es que hay un gran seguimiento a los alumnos de la escuela. Por cierto, me gustó mucho la actuación de un par de alumnos, al estar en novilleros, que es a lo que se tiene que estar. Esos chavales, con la falta de oficio evidente, estuvieron con un afán y con una casta sobresalientes. Quisieron estar por encima del novillo sobreponiéndose. Llegarán o no llegarán pero la base debe ser así.
—Si en la novillada de clases prácticas de la escuela la plaza registró casi tres cuartos de público en los tendidos, en la novillada picada apenas había media plaza.
—Hubiera agradecido que en la novillada de pago hubiera venido más gente. Nosotros hicimos un esfuerzo mayor para traer a chavales de aquí. Y no hubiera estado mal que hubiera acudido parte de esa afición que vino al lunes siguiente gratuitamente a ver a los alumnos. Los festejos y la calidad de la feria la tienes que mantener con ingresos. Y los ingresos no pueden ser exclusivamente en los festejos mayores.
—¿Cómo es la afición del Campo de Gibraltar?
—Es una afición muy buena torerista, a la que le gusta el toreo bueno, y a la que le gustan las condiciones normales. No necesita de un toro pasado de tipo, necesita un toro que se mueva, que esté bien hecho y que dé espectáculo. Ese tipo de toros es complicado muchas veces verlo, porque los imponderables son infinitos. Puede venir una corrida perfectamente rematada y que luego no tenga fuerza o mansee. Nuestro ideal es una corrida bien hecha que se mueva y que dé espectáculo para que la gente disfrute.
—¿Se presentará al nuevo concurso que salga en su día?
—Cuando cerremos la feria haremos nuestro análisis y aún no lo sabemos. Han sido cuatro años en los que se ha desarrollado un trabajo razonablemente bueno con unos resultados razonables. Pero, evidentemente, la situación en la que se está y en la que se avecina te obliga a pensártelo muy mucho. Hay algunas ferias que van para abajo y los empresarios van a tirar la toalla.
—¿Cómo cataloga el pliego de condiciones de Algeciras?
—Creemos que esta feria va para arriba, pero de lo que se adolece ahora mismo en algunas ferias, son los sinsentidos de algunos pliegos. Hé de decir que el pliego de Algeciras es bastante razonable. Cuando se criticó tanto que se recortaran festejos y demás, se venía de un exceso de festejos que nadie pedía. He hablado con muchos abonados de aquí y se les obligaba a sacar un abono con el que no estaban de acuerdo ni con la calidad y ni con la cantidad.
—¿Alguna cosa más para los lectores de ‘El Faro’?
—Un saludo muy afectuoso, porque se me ha tratado muy bien en esta tierra por parte de toda la prensa. A ti José en concreto y a tu periódico os digo que tenéis a un amigo y una persona que os aprecia y que ha ganado vuestro respeto, pero me habéis ganado a mí también en un montón de cosas que agradeceré y que llevaré siempre esté donde esté.