El tercer triplete olímpico que obtuvo en Río, con la seguridad de siempre, un treintañero Usain Bolt constituyó el momento cumbre de la temporada de atletismo, que arruinó definitivamente la reputación de Rusia, implicada en una trama de corrupción y dopaje sistemática que le ha costado su inhabilitación internacional.
Una vez restablecido de los achaques físicos que tuvo en los campeonatos nacionales, Bolt sentó sus reales en la capital carioca y no dejó el más pequeño margen a la sorpresa. Su triple-triple olímpico acaparó los focos en los Juegos, que arrojaron además tres récords mundiales y dos dobletes de categoría, uno en velocidad, a cargo de la jamaicana Elaine Thompson (100-200), y otro en el fondo, obra de Mo Farah (5.000-10.000).
Como en Pekín 2008 y en Londres 2012, Bolt arrasó en las tres pruebas que corrió, las individuales de 100 y 200 metros y el relevo 4x100. En ninguna batió récords mundiales -no lo hace desde 2009-, pero en todas dejó para la historia la imagen de sus rectas imperiales camino del triunfo.
Con nueve medallas de oro en la mochila, Bolt igualó al fondista finlandés Paavo Nurmi y al velocista estadounidense Carl Lewis, los únicos que hasta aquí habían alcanzado una cifra semejante.
Bolt se despidió de los Juegos Olímpicos el día en que cumplió 30 años, coincidiendo con la clausura. No estará ya en los de Tokio 2020, pero aún le quedan los Mundiales de Londres 2017, los de su retirada definitiva.
En Río 2016 no estuvo Rusia como país, castigada por la IAAF por connivencia con el dopaje, y su única atleta, Daria Klishina, obtuvo un deslucido noveno puesto en la final de longitud.
La competición ofreció su primer récord mundial el primer día, cuando la etíope Almaz Ayana se alzó con el primer oro en disputa con un tiempo de 29:17.45, batiendo a la keniana Vivian Cheruiyot, que luego se tomó cumplido desquite en el 5.000.
El 14 de agosto, el sudafricano Wayde van Niekerk, con un registro de 43.03 en la final de 400, borró de las listas el viejo récord mundial establecido por el estadounidense Michael Johnson en los Mundiales de Sevilla'99 (43.18). El defensor del título, el granadense Kirani James, terminó segundo con 43.76.
Sucedió el mismo día en que Usain Bolt se colgó la primera de sus tres medallas de oro, ganando los 100 metros en 9.81. El estadounidense Justin Gatlin volvió a ser segundo (9.89), como en Londres 2012.
La tercera plusmarca mundial del atletismo en los Juegos se originó en la jaula de martillo. La polaca Anita Wlodarczyk lanzó el artefacto a 82,29 metros, mejorando en más de un metro su propio récord, que era de 81,08.
Elaine Thompson ganó la final de 100 metros con 10.71, por delante de la estadounidense Tori Bowie (10.83) y completó con su triunfo en 200 (21.78) el mismo doblete olímpico de la velocidad que había logrado en Londres 2012 su compañera Shelly-Ann Fraser-Pryce, que aquí solo corrió el 100 (bronce) y el revelo 4x100 (plata).
El británico Mo Farah repitió el doblete olímpico del fondo, batiendo con igual soltura a los africanos, primero en 10.000 (27:05.17) y luego en 5.000 (13:03.30).
La estadounidense Allyson Felix marcó un hito histórico al ser la primera atleta que gana seis oros olímpicos. En Río obtuvo dos, como miembro de los relevos 4x100 y 4x400, además de una plata individual en 400 metros.
La competición de atletismo concluyó con una gran demostración de Eliud Kipchoge en el maratón. El keniano, que no ganaba un título global desde que en los Mundiales de París 2003, con 18 años, batió al marroquí Hicham El Guerruj y al etíope Kekenisa Bekele en la final de 5.000, logró su primer laurel olímpico.
La Gala de la IAAF en Montecarlo proclamó a Bolt y a Ayana como mejores atletas mundiales del año. El jamaicano por sexta vez en su carrera, y la etíope Almaz Ayana se estrenó en el Sporting Club.
Bolt terminó el año invicto en seis finales pese a no haber sido el número uno del ránking mundial en ninguna prueba. Justin Gatlin encabeza la lista del hectómetro con 9.80 (Bolt segundo con 9.81) y el también estadounidense LaShawn Merritt la del 200 con 19.74 (Bolt tercero con 19.78).
Concluida la temporada en las pistas, la segunda parte del informe McLaren ratificó, el 9 de diciembre, las conclusiones de la primera: la trama estatal de dopaje, sobornos y manipulación de muestras que implicaba a un millar de deportistas rusos de treinta disciplinas, incluido el atletismo. El rosario de positivos y descalificaciones seguirá desgranándose durante años.
Atletismo en España (Resumen del 2016)
A veces los sueños se cumplen
"A veces los sueños se cumplen". Con este enigmático tuit se fue a dormir Ruth Beitia la noche del 19 de agosto en la Villa Olímpica de Río. Al día siguiente la atleta cántabra, con 37 años, cuajó una gesta sin precedentes en el atletismo femenino español: campeona olímpica.
El atletismo le debía una medalla olímpica a la mejor atleta española de todos los tiempos y los Juegos de Río saldaron la deuda con generosidad: oro en altura con un salto de 1,97.
No necesitó una marca estratosférica. Le bastó con ser la mejor de las 17 finalistas. Ruth lleva 27 años en el atletismo junto a su "50 por ciento", como llama a su entrenador, Ramón Torralbo, y desde hace 13 se ha movido siempre en el estrecho margen de cinco centímetros, entre 1,97 y 2,02, su récord de España. "Han sido las otras las que han bajado a su nivel", explica Torralbo.
Beitia, la mayor de las 17 finalistas con 37 años, pudo al fin ver realizado el sueño de su larga carrera deportiva. La búlgara Mirela Demireva y la croata Blanka Vlasic, que saltaron lo mismo que ella, pero con más fallos, la acompañaron en ese orden en el podio. No estuvo la campeona de Londres 2012, Anna Chicherova, por el veto a Rusia por "dopaje de Estado".
Cuatro años después de su cuarto puesto en los Juegos de Londres llegó la temporada de gloria para Ruth, que antes de Río había cazado en Amsterdam su tercera corona europea consecutiva -nadie más que ella lo ha hecho-, y cerró la campaña con su segundo diamante consecutivo como vencedora de la Diamong League en su disciplina.
"Con 41 años no me veo en los próximos Juegos. La vida ha sido muy generosa conmigo, me ha dado una segunda oportunidad, me lo estoy pasando mejor que nunca, pero esto hay que dejarlo cuando estás al cien por cien", declaró a EFE en Río.
Cuatro días antes, el 16 de agosto, Orlando Ortega, un vallista de 24 años nacido junto a La Habana, devolvió al atletismo español al medallero olímpico, del que faltaba desde los Juegos de Atenas 2004, al ganar la medalla de plata en 110 metros.
El plusmarquista español cometió un pequeño error en la salida que le dejó ligeramente atrás, facilitando la victoria del favorito, el jamaicano Omar McLeod (13.05), aunque luego fue adelantando rivales hasta cruzar la meta en segundo lugar con 13.17.
España lograba su primera medalla olímpica en una prueba en la que nunca había llegado más arriba del séptimo puesto (Javier Moracho en Moscú'80, Carlos Sala en Los Ángeles'84).
Ortega había sido sexto en Londres 2012 con el equipo cubano y progresó hasta ser el más rápido del mundo en 2015 (12.94). Llegaba a Río como tercero en el ránking con 13.04.
Los Juegos de Río confirmaron también las cualidades de Bruno Hortelano, flamante campeón de Europa, que fue eliminado en las semifinales olímpicas de 200 aunque dejó a su paso la impresión de que no se doblega ante nadie. "Me voy sabiendo que lo he dado todo, siguiendo el plan que me dijo el entrenador. He hecho la curva dura, he salido al lado de los que corrían fuerte, Gatlin por ejemplo. Tenía un plan concreto y lo he hecho", señaló.
Bruno, que aspiraba a meterse en la final olímpica pero se quedó a 6 centésimas, alegó que el récord de España que había batido 24 horas antes en las series (20.12) pudo restarle fuerzas. "Ayer hice marca personal y siempre cansa un poco, pasa factura", comentó.
El destino le tenía reservado un gran susto al mejor velocista español de la historia. El 5 de septiembre sufrió un accidente de tráfico en Madrid que le destrozó la mano derecha, reconstruida a base de operaciones. Ya ha vuelto a los entrenamientos con el firme propósito de volver a ser mejor que antes.
El 16 de agosto cayó el récord español más viejo. En las semifinales de Río 2016, el pamplonés Sergio Fernández, con un registro de 48.87 en las semifinales de 400 metros vallas, borró de las listas la plusmarca nacional que estaba a punto de cumplir 29 años en poder de José Alonso Valero con 49.00 desde el 31 de agosto de 1987 en las semifinales de los Mundiales de Roma.
El año 2016 dejó otro hecho histórico: José María Odriozola dejó la presidencia de la Federación Española después de casi 28 años en el cargo. Raúl Chapado, de 46 años, antiguo plusmarquista español de triple en pista cubierta, le sucedió al ganar las elecciones a Isidoro Hornillos, por 105 votos frente a 48. Odriozola no se presentaba a la reelección.
Chapado se declaró dispuesto a "buscar el punto de encuentro para trabajar sobre un proyecto común" porque -apuntó- "si vamos divididos, nunca conseguiremos buenos resultados".