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La ciudad efímera de los colores

Las altas temperaturas y el viento en calma pintaron el Miércoles de Farolillos de volantes y lunares

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  • La alegría inundó el Real -
Magallanes alcanzó el ecuador geográfico de la tierra a los tres meses de iniciar la vuelta al mundo que partió de Sevilla en 1519. Una gesta que conmemora la portada azul de la Feria que hoy llega a su ecuador festivo.
Será que, como la tripulación de la Nao Victoria, los cuerpos estaban mermados por la ‘batalla’ nocturna en unas casetas que aguantaron con ambiente hasta pasadas las cinco de la mañana. O será porque cuesta compaginar el horario de salida de la oficina y el de llegada a la fiesta. Lo cierto es que ayer fue difícil encontrar ambiente en el Real hasta pasadas las cuatro de la tarde.


Una hora después, el recinto era un hervidero de sevillanos en ebullición. Pero antes, ni un alma de feriante en unas calles no desiertas del todo, pero si huérfanas de esa muchedumbre de día soleado tan propia de días de plenitud como el de ayer: pleno de farolillos, pleno de tiempo y pleno de ganas de disfrutar.

Normalidad

Por la mañana, tocaba hacer balance de la jornada anterior. El martes fue el día de la multitud. Las empresas públicas tienen ese termómetro objetivo que sirve para corroborar lo que el ojo humano vio en la primera jornada de Feria: mucha, muchísima gente. Lo corrobora Lipasam, que recogió 132.000 kilos de basura del Real, un 1,7% más que el mismo día de 2010. Y Tussam, que transportó un 48% más de viajeros en su línea especial a la Feria que en la edición el año pasado. Y el Metro, que registró un total de 125.787 usuarios.

Si hacemos caso de las cifras que el Cecop ofreció como lance del primer día de Feria, todo se resume en la normalidad con que transcurrió la jornada en el recinto. 42 traslados a centros hospitalarios, 33 conductores con más alcohol del permitido, 260 denuncias de tráfico, tres detenidos por la policía y varios kilos de comida interceptados por el Seprona. Lo de siempre, lo normal de cada Feria. La anécdota más ‘excéntrica’ fue el caballo que el martes deambulaba por la autovía SE-30, rápidamente interceptado. Sus ‘hermanos’ pusieron la nota de color en el paseo de carruajes, que quedó desalojado en sólo 20 minutos.

Llegar tarde a la Feria es como ganarle horas de ventaja a la noche. Ayer se apagaron las bombillas a las 2:30 h. Pero no se fundió el ambiente en unas casetas que han aguantado abiertas casi hasta un par de horas antes de que este periódico haya llegado a sus manos. El tiempo corre. Estamos en el ecuador y hay que continuar en busca del pleno.

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