Los psicópatas integrados (no criminales) se mueven "como pez en el agua en la política actual", según alerta en su último libro el catedrático de Educación y Criminología de la Universitat de València Vicente Garrido, quien advierte de su "poder destructivo" y aporta claves para identificarlos y "neutralizarlos".
Garrido (València, 1958) publica este martes 'El psicópata integrado. En la familia, la empresa y la política. Claves para neutralizarlo' (Ariel) y detalla en una entrevista con la Agencia EFE que estudios recientes concluyen que alrededor de un 5 % de la población (el 8 % de hombres y el 3 % de mujeres) pueden calificarse de psicópatas integrados.
Psicópatas integrados son aquellas personas en que, pese a tener una personalidad con los rasgos típicos de la psicopatía, no ha existido un proceso de identificación como tales por sus relaciones o por el Estado a través de su identificación como delincuentes.
Pero en puestos de poder, donde ejerce funciones directivas, tanto en la empresa como en partidos políticos, este porcentaje de psicópatas integrados alcanza el 13 %.
El autor, sin embargo, prefiere acogerse a tesis más conservadoras, que indican que si se utiliza el test más exigente para evaluar la psicopatía, el porcentaje baja al 1 % de la población general, lo que aun así supone cerca de medio millón de personas en España.
Potencial destructivo directo
"Esto es un motivo de alarma por su potencial destructivo directo. En otras palabras, a la hora de evaluar el riesgo que supone la psicopatía hay que atender tanto al potencial destructivo del individuo como a los recursos con los que cuenta y la situación en que se encuentra", señala Garrido.
El psicópata, según la obra de este catedrático, tiene paciencia y habilidad para seleccionar a sus presas, carece de principios morales, está emocionalmente desconectado, es hábil para fingir ser un líder visionario, es experto en sortear la censura moral e, incluso siendo identificado, puede tener tal grado de poder y seguidores que resulte difícil neutralizarlo.
El autor cita algunos nombres bien conocidos como los de Bernard Madoff, Vladimir Putin o Donald Trump. "A diferencia del narcisista patológico, que se cree sus propios engaños, un psicópata es consciente de sus falsedades", señala.
También expone varios "síntomas de alarma" que podrían ayudar a identificar al psicópata: lee la mente para sacar ventaja, es raro verle afectado por desgracias de otros, no llega al nivel de conversación requerido cuando tratas de explicarle algo de gran importancia para ti, se deja llevar por impulsos, reacciona con frustración o cambia de idea sin dar explicaciones, no muestra aprecio real por nadie y si hay hijos los tolera más que los ama.
La política, su teatro de operaciones ideal
Advierte este especialista de que quizá sea en la política donde más fácil sea identificar a este tipo de psicópatas: "Intervienen aspectos muy emocionales e irracionales y de cultura grupal, millones de personas pueden ver al psicópata como un auténtico héroe".
La política, a su juicio, ofrece "un camino muy rápido para alcanzar posiciones de poder; en ningún otro sitio puedes pasar de ser un don nadie a tener un puesto de responsabilidad en el parlamento o en el gobierno en unos pocos años. Es un teatro de operaciones donde el psicópata se mueve como pez en el agua, porque él es hábil en mentir y manipular".
"Esto hace que los partidos 'compren' a muchos candidatos psicópatas, en la creencia de que les servirá a su causa, algo que a la larga siempre acaba mal, porque el psicópata solo vela por sí mismo", advierte Garrido.