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Torremolinos

La madre de Sibora: Marco es un monstruo y quiero que diga quiénes fueron sus cómplices

Sahini no tiene dudas de que el asesino de su hija es Romeo, que está en prisión acusado de matar a cuchilladas a Paula, otra expareja

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  • Traslado de los restos de Sibora. -

La madre de Sibora Gagani, la joven italo-albanesa desaparecida en 2014 en España y cuyos restos fueron hallados tras una doble pared en un piso de Torremolinos (Málaga), está convencida de que fue asesinada por su expareja Marco Romeo, "un monstruo" que contó con cómplices que le ayudaron a esconder el cuerpo.
Creo que hay cómplices, sobre esto quiero que se llegue hasta el final y que él diga quiénes son las personas que le ayudaron porque la pared estaba perfecta y él no sabía construir parede
"Creo que hay cómplices, sobre esto quiero que se llegue hasta el final y que él diga quiénes son las personas que le ayudaron porque la pared estaba perfecta y él no sabía construir paredes", dice Betta Shahini, la madre de Sibora, en declaraciones que publica este domingo el diario italiano "la Repubblica".

Sahini no tiene dudas de que el asesino de su hija es Romeo, que está en prisión acusado de matar a cuchilladas a otra expareja y al que "nunca" creyó cuando le contaba que se habían pelado y que la estaba buscando: "Siempre he dicho que él sabía donde esta estaba Sibona".

"Hace dos días me llamó la policía y me dijo que por los resultados de ADN era Sibora. Fue el peor momento de mi vida porque siempre quedaba una esperanza. Aunque sabía que era ella, dentro de mí, el corazón decía no", pero "nadie la había visto desde aquel día que él le hizo daño", dice sobre Romeo, de 45 años.

La madre explica que "al principio vino con el rostro tranquilo, sonriente, que el no la había hecho nada. No le creí nunca, siempre he dicho que él sabía donde estaba Sibona, que estaba muy enamorada de él. Él no quería escuchar un no de las chicas".

"No hay un nombre para ese hombre, como no hay piedad para él. Espero que lo cuente todo. Quiero mirarle a la cara una ultima vez", asegura.

Las resultados de ADN fueron trasladados el pasado jueves al Juzgado de Instrucción Número 3 de Torremolinos, competente en materia de violencia sobre la mujer y encargado de la investigación, y se comunicaron a la madre, que ahora podrá iniciar las gestiones para repatriar el cuerpo.

Ahora "voy a por mi hija para traerla a casa, tenerla cerca de mi, y después seguirñe adelante con el proceso, haré de todo para conocer la verdad, cómo mato a mi hija, una chica de 22 años, llena de vida. Imaginaba el día que volvería a casa, pero eso día no ha llegado nunca", dice con la voz entrecortada por la emoción,

Sibora le contó que había dejado a Marco, que había encontrado otro lugar donde vivir y que le daría su nuevos número de teléfono, pero nunca llamó, aunque si lo hizo él una semana después.

"Me llamó Marco y preguntó: 'está con vosotros?, porque pelamos y se marchó'. Empezamos a buscarla, a poner anuncios, el me hacía videolllamadas y me mostraba donde ponía carteles por la calle. Luego me dijo que fue a la policía pero no puso denuncia porque no estaban casados, un teatro, es un monstruo, un killer, no sé cómo llamarlo", relata entre sollozos.

Los restos de Sibora han permanecido nueve años ocultos tras una pared en el piso de Torremolinos que compartió con Marco Romeo, con el que rompió en 2014 y poco después desapareció.

Su familia tuvo la certeza de que había sido asesinada después de que el sospechoso fuera detenido el 17 de mayo en Torremolinos por el asesinato de Paula, con la que acababa de romper una relación sentimental.

Fue el propio sospechoso quien manifestó a los agentes que lo custodiaban tras su arresto, de manera espontánea, que Gagani "estaba enterrada en el ático" donde vivió con ella, aunque luego no lo ratificó en presencia letrada ni tampoco en sede judicial.

Desde ese momento, agentes de la Policía Nacional centraron la investigación en el piso del barrio de El Calvario, donde se realizaron hasta cuatro registros en los que se emplearon densímetros, microcámaras e incluso rayos X.

El cadáver estaba oculto tras un doble tabique que Marco R. levantó en un rincón de la habitación y estaba perfectamente hecho, por lo que era casi imposible saber que no era un muro de la construcción original.

Los agentes que hallaron el cuerpo lo encontraron dentro de una caja de madera, cubierto de cal, junto a un cuchillo ensangrentado y con un ramo de flores sobre el torso.

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