Si mis amigos pasan el día en el campo, o van al cine, pero yo no estoy presente, es posible sentir una sensación de vacío o tristeza que se ha visto acrecentada por el uso de las redes sociales. Ahora, es posible ver cómo se divierten a través, por ejemplo, de Instagram, y esta sensación de "estar perdiéndonos algo" puede desembocar en ansiedad. Sin embargo, ¿Es posible justo lo contrario? Es decir, ¿es posible sentirse bien por estar perdiéndonos algo?
En un reciente estudio dirigido por la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos), la mayoría de las personas con un alto grado de "alegría de perderse algo" o JOMO (por sus siglas en inglés, 'joy of missing out') también presentaban altos niveles de ansiedad social.
El término JOMO se ha popularizado como un disfrute saludable de la soledad en oposición casi directa al negativo FOMO, el "miedo a perderse algo" que puede tener la gente al ver que otros viven experiencias divertidas sin ellos, como se ha explicado anteriormente. En un análisis de dos muestras de adultos, los investigadores encontraron resultados contradictorios en lo que se refiere al JOMO, con pruebas de que hay cierta ansiedad detrás de la alegría.
"En general, a mucha gente le gusta estar conectada", afirma el profesor Chris Barry, autor principal del artículo publicado en 'Telematics and Informatics Reports'. "Al intentar evaluar el JOMO, descubrimos que algunas personas disfrutaban perdiéndose, no por la soledad o por la experiencia zen y tranquilizadora de poder reagruparse, sino más bien para evitar la interacción social", ha advertido.
Esto también podría explicar la correlación hallada entre JOMO y el uso de las redes sociales, un resultado que sorprendió a los investigadores, que esperaban que las personas que querían perderse eventos sociales no se preocuparan por comprobar qué hacían sus amigos y familiares. Según Barry, una posible explicación es que, para quienes padecen ansiedad social, las redes sociales pueden parecer una forma menos intensa de relacionarse que la interacción en persona.
Barry y sus coautores realizaron encuestas con dos grupos diferentes de unos 500 participantes cada uno, reclutados a través de la plataforma de crowdsourcing 'MTurk' de Amazon. Para medir el JOMO, los investigadores formularon una serie de preguntas sobre el disfrute de pasar tiempo a solas y la desconexión, como si a los participantes les gustaba tener tiempo para la autorreflexión y si les alegraba ver que sus amigos se lo pasaban bien aunque no estuvieran con ellos. La encuesta también incluía preguntas diseñadas para evaluar la soledad, la ansiedad social, el uso de las redes sociales, los rasgos de personalidad y la satisfacción vital.
El estudio de la primera muestra reveló conexiones entre los que tenían un nivel alto de JOMO con el uso de medios sociales y la satisfacción vital, pero la ansiedad social era la que tenía una correlación más fuerte.
Con estos resultados mixtos, el equipo diseñó un segundo estudio para ver si podían encontrar un grupo de personas con altos niveles de JOMO pero sin ansiedad social. Lo encontraron, pero ese grupo era pequeño, representaba alrededor del 10 por ciento de los participantes. A pesar de no tener ansiedad social, este grupo con un alto nivel de JOMO tenía sentimientos moderados de soledad.
Aunque otras investigaciones han relacionado el miedo a perderse algo con la baja autoestima y la soledad, estos resultados indican que la experiencia de la alegría de perderse algo no está tan clara. Barry ha sugerido que el JOMO podría no ser un estado estable o vinculado a rasgos de personalidad, sino más bien una fase momentánea de necesidad de desconexión.
"Hay muchas preguntas sin respuesta, como '¿Cuál es una buena dosis de interacción social frente a la desconexión? Creo que eso va a diferir para cada persona", ha afirmado Barry.
Investigaciones anteriores han demostrado que, para las personas con ansiedad, la exposición continuada a aquello que les produce ansiedad puede ayudar a reducir el estrés, de modo que, para quienes padecen ansiedad social, es mejor más interacción, no menos. "Los motivos importan", afirma Barry. "¿Por qué se pierde cosas la gente? Si es porque necesitan recargar pilas, quizá sea bueno. Si intentan evitar algo, probablemente no sea saludable a largo plazo", ha concluido.