La escasez de agua en España se ha convertido en un problema cada vez más preocupante. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), desde octubre ha llovido un 41% menos de lo normal, mientras que el pasado mes de enero ha sido el segundo más seco en lo que va de siglo. Las cifras del Ministerio de Transición Ecológica demuestran que ese mismo mes, los embalses han estado al 44,8% de su capacidad, mientras que un año atrás, la reserva hídrica se encontraba siete puntos por encima.
Lamentablemente, las previsiones no son alentadoras. Se espera que el año hidrológico en curso se encuentre entre uno de los tres o cuatro años más secos de la historia. Mientras tanto, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha solicitado a la Comisión Europea que adopte medidas para paliar los efectos de la sequía en el sector agrario. Asimismo, desde su cartera han convocado a las comunidades autónomas, organizaciones profesionales agrarias y cooperativas agroalimentarias, para que lleven a cabo una reunión de la Mesa de la Sequía con el fin de analizar las medidas necesarias para enfrentar la escasez hídrica.
Tal como lo advierte Planas, si bien la sequía es un problema generalizado en España, la situación es particularmente grave en Andalucía. Sin embargo, las sequías y la escasez de agua no son un problema exclusivo de España. El suroeste de los Estados Unidos sufre la peor sequía en 1.200 años, mientras que según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), trece millones de personas se enfrentan a la hambruna en Etiopía, Kenia y Somalia como consecuencia de la sequía más grande registrada en la región del Cuerno de África desde 1981. Es por ello que la agencia humanitaria de la ONU ha llamado a las autoridades a movilizarse y actuar lo antes posible para asistir a la población afectada ya que, de lo contrario, el mundo será testigo de una crisis humanitaria de grandes dimensiones.
Ante este desafiante contexto, jefes de Estado, organismos multilaterales, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil, se darán cita en el
noveno Foro Mundial del Agua en Dakar. Organizado por Senegal junto al Consejo Mundial del Agua, el evento, que se llevará a cabo entre el 21 y el 26 de marzo, representa el mayor encuentro del sector del agua a nivel mundial. Bajo el lema ‘Seguridad del agua para la paz y el desarrollo’, el foro pondrá el foco en cuatro prioridades: la seguridad del agua y saneamiento, la cooperación; el agua para el desarrollo rural y las herramientas y medios.
El objetivo del Foro Mundial del Agua es fortalecer las estrategias destinadas a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número seis de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Se trata del desafío de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, como así también el saneamiento para todos. No es un objetivo menor, por ende, la atención estará puesta en reactivar los compromisos de la comunidad internacional que han quedado rezagados tras la pandemia de la Covid-19.
Potenciar y reactivar el diálogo sobre el agua y el uso racional y sostenible de este recurso se ha convertido en un objetivo urgente y fundamental. Es por ello que se espera que el Foro Mundial del Agua sea el escenario para promover e implementar medidas concretas para responder a los desafíos relacionados con el agua. Además, el hecho de que sea la primera vez que el Foro Mundial del Agua se celebre en el África subsahariana, no es un detalle menor. Como bien lo ha anunciado el Secretario Ejecutivo del Foro, Abdoulaye Sene, este evento representa una oportunidad única para que África se haga oír, tome el liderazgo en las acciones y establezca asociaciones. Aunque para ello, es vital que la comunidad internacional acompañe estos esfuerzos a través de un alto nivel de sinergia y solidaridad con las comunidades más afectadas. Es por ello que los organizadores del Foro llaman a las grandes instituciones, al sector privado y a todas las partes interesadas a
inscribirse y participar en el evento y comprometerse con la protección de los recursos hídricos.
Sin duda, la celebración del Foro Mundial del Agua llega en un momento crítico y representa una gran oportunidad para volver a poner el foco en la seguridad hídrica. Como ha quedado claro, este asunto de extrema urgencia no distingue fronteras. Así lo demuestran las estadísticas de la OMS y UNICEF que advierten que de mantenerse la tendencia actual, de aquí a 2030, más de 1.600 millones de personas en todo el mundo no tendrán acceso a agua potable salubre en su hogar, mientras que 1.900 millones de personas no contarán con instalaciones básicas para lavarse las manos.
Es por ello que este desafío impostergable, requiere de la cooperación y participación de sectores clave a nivel internacional, para alcanzar la gestión del agua sostenible y resiliente. Viendo el panorama actual, queda claro que es momento de actuar. No hay que olvidar que se trata de una cuestión de derechos. Como quedó firmé en el reconocimiento por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2010, el acceso al agua y al saneamiento es un derecho humano. Un derecho que lamentablemente está siendo vulnerado y que merece ser reivindicado