La hermandad sevillana del Valle, cuyo exmayordomo ha sido condenado a dos años de cárcel por apropiarse de 134.000 euros, ha lamentado lo ocurrido y lo ha instado a resarcir a la corporación, aunque también se ha felicitado de ser la primera en profesionalizar sus cuentas a raíz de un caso sin precedentes.
En una sentencia fechada el 19 de abril, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla impone dos años de cárcel a A.M.C.L. porque cometió un delito de apropiación indebida durante el tiempo que permaneció el cargo y se encargó de la contabilidad de la corporación, una de las más señeras de la capital andaluza, a la que deberá indemnizar con los "al menos" 134.000 euros que se quedó entre 2007 y 2015.
"Lamentamos profundamente el futuro del condenado y su familia, pero esperamos resarza el daño ocasionado a la hermandad conforme ha sido fijado en la sentencia", ha explicado a Efe el letrado que ha representado al Valle en este proceso, Antonio Cadillá, del despacho RZS.
La representación de la hermandad también ha destacado que el fallo "pone en evidencia las graves carencias de control en la gestión económica de aquellos periodos", aunque se congratula porque "al menos este desagradable episodio ha servido para superar y solventar esas carencias", hasta el punto de que las cuentas de la institución se han "profesionalizado".
Así, "los dos últimos ejercicios han sido auditados externamente por una firma independiente", lo que convierte al Valle, fundada en 1590, en "la primera y única hermandad en la Archidiócesis de Sevilla que ha realizado tal acción de transparencia y buen gobierno en su gestión económica".
En la sentencia, la Audiencia considera probado que el encausado, que era funcionario de la Junta de Andalucía, ejerció como mayordomo entre 2007 y 2015 y se apropió de "al menos" 134.000 euros, sobre todo a partir de 2011, porque "era imposible el control del dinero que recibía en efectivo metálico", lo que aprovechó para ingresar "una parte" en su cuenta personal.
Para ello "expedía cheques, sobre todo al portador, que cobraba por ventanilla y cuyo importe en buena medida hacía suyo", al igual que hacía con parte de los ingresos en metálico.
Con el fin de "disimular y ocultar" lo que se quedaba, el encausado copiaba en un Excel los movimientos y los "modificaba a su antojo simulando (...) pagos o gastos que en realidad no se habían efectuado", con lo que creó "una especie de cuenta paralela" que presentaba en los cabildos.
