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Sevilla

La Guardia Civil dudó de la versión del acusado del crimen de Pilas

La versión de que intentó auxiliar a la víctima ante el ataque de tres rumanos que escaparon del olivar en el que se encontró el cadáver "no se sostiene"

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  • Fachada de la Audiencia Provincial de Sevilla. -

El juicio que procesa al acusado de asesinar e intentar violar a Ana María M.M., de 50 años de edad, en marzo de 2017 en la localidad sevillana de Pilas, ha continuado con la declaración de varios testigos entre los que se encuentran dos agentes de la Guardia Civil que han señalado que al momento de escuchar la versión del acusado "duraron de la credibilidad" de la misma.

En la vista oral, que se celebra con jurado popular en la Audiencia Provincial de Sevilla, los agentes actuantes en el lugar y día de los hechos han asegurado que el acusado, que responde a las iniciales de E.R.R., y que se presentó como testigo del asesinato de la víctima contó un relato de los hechos "que momentos después", tras las primeras comprobaciones, "no tenía credibilidad".

En ese sentido, los agentes del Instituto Armado aseguraron que la versión del acusado de que intentó auxiliar a Ana María ante el ataque de tres rumanos que escaparon del olivar en el que se encontró el cadáver "no se sostiene" ya que "no existían" huellas de vehículos en un terreno "que se marcaban" las pisadas y que, donde dijo que debía haber salido la furgoneta, "se encontraba un alambre que los atacantes deberían haber dejado quitado al tratarse de una huída".

Igualmente, los agentes actuantes han señalado que les llamó la atención de que E.R.R. tuviera "sangre seca en la cara y las manos" mientras que su herida en la cabeza "estaba fresca". Además han indicado que el acusado "no tenía síntomas" de estar bajo los efectos del alcohol y que encontraron a la víctima boca abajo "desnuda por la parte de arriba y con los pantalones a la altura de las rodillas" y con varios enseres y ropa en las proximidades.

De otra parte, han declarado agentes de la Guardia Civil que investigaron al marido de la víctima ante la circunstancia de que E.R.R. declaró que manifestó en un primer momento de que habían sido unos rumanos los asesinos de Ana María M.M. porque estaba "amenazado" por el esposo de ésta al que señaló "como autor del crimen" por un móvil pasional ya que tenía "una amante rumana" así como que "maltrataba a su esposa".

En ese aspecto, los agentes del Instituto Armado han indicado el marido de la víctima "está muy bien considerado en Pilas", que tiene una "fama intachable", que "tenía una vida dedicada a su casa y a su negocio" y que no hay constancia "de que maltratase a su mujer" y que "tuviera una relación extra matrimonial".

EL ACUSADO "HABÍA PERSEGUIDO" A MUJERES HORAS ANTES

De igual modo, han declarado como testigos dos mujeres que han manifestado que horas antes de que E.R.R. parase a vecinos de la localidad de Pilas para "pedir auxilio" para la víctima, sobre las 8,45 horas, éste les "había perseguido" mientras se disponían a ir al trabajo.

En concreto, una de estas testigos ha señalado que sobre las 6,30 horas del día de autos se trasladaba hacia el trabajo cuando en el camino se encontró a una compañera "parada y asustada" porque el ahora acusado "le estaba mirando fijamente" y que, seguidamente, comenzó a seguirlas por lo que se tuvieron que meter en casa de una vecina y entonces el acusado "se fue de allí".

Asimismo, otra de las testigos ha relatado que ese día iba a trabajar al campo cuando en el transcurso del camino vio al acusado que le miraba "fijamente" y que cruzó la calzada para ponerse "en frente de ella" y que al cruzarse, éste le agarró las muñecas "sin mediar palabra" y que al decirle que la soltase le "apretaba más fuerte". Finalmente, ha indicado que tras pegarle una patada al acusado pudo zafarse y ante esta situación, éste "salió corriendo".

"¿POR QUÉ ME HACE DAÑO DESPUÉS DE LA HERIDA QUE ME CAUSÓ?"

Por otra parte, ha testificado el marido de la víctima quien ha asegurado que no tenía "ningún tipo de relación" con el acusado "salvo de que entrara cuatro o cinco veces en los últimos 25 años" en su bar. En esa línea, ha desmentido el relato de los hechos que hizo el acusado este pasado martes indicando que "no tiene amante", que "nunca" le puso la mano encima y que jamás "ha hablado" con E.R.R. para proponerle darle 500 euros para que pegara a su mujer. Así, ha cuestionado por qué el acusado le "hace daño de esa manera" después de la "herida" que le causó "al arrebatarle" a su mujer.

De otro lado, ha declarado que el día de los hechos, volvió a su parcela sobre las 10,20 horas tras haber estado en el mercadillo del Charco de la Pava de Sevilla capital y haber recogido a su hija, a su yerno y a su nieto en Almensilla y que le "extrañó" que no estuviera su esposa en la parcela para recibirles. Así, ha relatado que se fue a su bar, que está debajo de un piso donde su mujer pasa las noches para cuidar de un hijo que tiene una dolencia psíquica, y que antes de llegar, vio "jaleo de guardias civiles" y preguntó a un vecino qué había pasado a lo que le dijo que "habían encontrado una mujer rumana degollada".

Posteriormente, ha relatado que tras ver que no estaba en el piso situado encima del bar, que tampoco había entrado en la parcela y que no estaba en casa de una amiga se puso en contacto con la Guardia Civil quienes le dijeron que le verían en su bar donde, minutos después, se personaron y le informaron del hallazgo del cadáver de su mujer.

Cabe recordar que la Fiscalía reclama para el acusado prisión permanente revisable por el delito de asesinato y una pena de nueve años de cárcel y diez años de libertad vigilada por el delito de agresión sexual en tentativa, mientras que la acusación particular pide la prisión permanente revisable por el delito de asesinato y una pena de doce años de cárcel por el delito de agresión sexual en grado de tentativa. De su parte, la defensa pide la libre absolución.

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