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Sevilla

Contramano: Cuentas verdes

Para cumplir el mandato del PGOU harían falta 41.485 árboles. La mitad de los alcorques que se prometió plantar quedarán vacíos

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  • Plantación en Los Bermejales. -

El delegado de Parques y Jardines, David Guevara, anunció a mitad de noviembre el inicio de lo que calificó como “el mayor esfuerzo realizado nunca y un gran precedente para el futuro”: la plantación de un total de 5.100 árboles y 4.567 arbustos hasta el mes de abril de 2019 (casualmente, en la antesala de las próximas elecciones municipales), con una inversión de medio millón de euros.

Guevara recordó a los periodistas allí presentes que la ciudad cuenta actualmente con 200.000 árboles y 9 millones de m2 de zonas verdes. Remito al señor delegado al blog ‘Jardines sin fronteras’, del funcionario municipal jubilado, otrora adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento y reconocido experto en la jardinería local, José Elías Bonells. Éste, en una entrada titulada ‘Inventario actualizado de las zonas verdes de la ciudad. Sevilla 2017’, demuestra metro a metro y parque por parque que contamos “con una superficie de zonas verdes, tanto de conservación municipal como privada, de 12.820.586 m2, con una distribución por distritos irregular”.

Así pues, si de entrada el delegado municipal de nuestros parques, jardines, zonas verdes y árboles en general reduce la superficie existente  en un 42,45%, es para alarmarse porque puede indicar desconocimiento, desfase estadístico o, peor aún, que el gobierno se ha olvidado de la existencia de casi 4 millones de m2 de zonas verdes a la hora de su cuidado o de su inclusión en el famoso macrocontrato externalizado y han quedado abandonadas a su suerte.

Habrá que proclamar que esos 4 millones también existen y son de Sevilla, aunque sólo sea a efectos estadísticos. La primera misión del delegado consiste en enterarse de qué tiene exactamente bajo su responsabilidad, ya que en caso contrario empieza a perder el crédito ajeno.

El inventario de 2015

El 1 de octubre de 2015, si mal no recuerdo, su predecesor y delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, presentó el Inventario elaborado por el Servicio de Parques y Jardines a raíz de que unos meses antes la caída de una rama de gran tamaño causara graves heridas a un viandante que caminaba cerca del hospital Virgen Macarena y saltaran todas las alarmas sobre el verdadero estado de los, durante años, abandonados árboles de nuestra ciudad.

Según dijo entonces Muñoz, se habían contabilizado 178.000 árboles en números redondos. Tres años después, David Guevara dice que hay 200.000, para lo cual tendrían que haberse plantado en este trienio 22.000 ejemplares. No salen las cuentas de ninguna manera porque según dijo el actual delegado, en lo que va de mandato (hasta antes del inicio de la campaña de este otoño) se han sembrado 3.360.

Y ahora volvamos de nuevo a Muñoz, a ver si somos capaces de enterarnos de las matemáticas municipales. El otro delegado declaró entonces que había casi 2.500 árboles (en concreto, 2.477) en nivel 4, o sea que entrañaban un serio riesgo para la seguridad de los transeúntes debido a un estado morfológico o estructural muy grave que podía provocar la caída de ramas y del propio árbol, por lo que requerían una actuación urgente. Traducido a román paladino, cortarlos. Eufemísticamente, apearlos, por más que se hayan escandalizado y sublevado mis amigos ecologistas.

También mueren

Sin embargo, no soy un purista en tales cuestiones. Aprendí de mis mayores, que eran campesinos de toda la vida y hasta les hablaban con devoción a los árboles por considerarlos nutricios seres vivos, que a ellos también les llega su hora porque -afirmaban- son como las personas: nacen, crecen, dan fruto, envejecen y mueren. Sí, pese a que muchos urbanitas no quieran comprenderlo, los olvidados y maltratados árboles de nuestras calles y jardines también se hacen viejos, enferman y mueren; y se desploman cuando no pueden sostenerse en pie, con riesgo de que hieran o maten a alguien al perder sus ramas o caerse por entero, como desgraciadamente ya ha sucedido en Sevilla. Por eso no critico al gobierno, e incluso no descarto que  se haya quedado corto eliminando esos 2.500 en situación de riesgo 4, porque es probable que haya aún más en tal situación y no hayan sido todavía detectados.

Ahora Guevara ha declarado que tras el controvertido saneamiento realizado por el gobierno de Espadas como consecuencia de la penosa herencia arbórea recibida de Zoido y Monteseirín (éstos cortaron árboles no porque estuvieran podridos, sino para ejecutar, nunca mejor dicho, proyectos urbanísticos, algunos de ellos megalómanos y llevándose por delante además del dinero de los barrios cualquier obstáculo vegetal), ya no queda ningún ejemplar en riesgo 4. De ello se colige que han sido cortados los 2.477 calificados en tal nivel. Como según Guevara se han plantado 3.360, el balance de Espadas hasta noviembre ha sido de 883 árboles a su favor, por lo que si nos remitimos al Inventario presentado hace tres años por Antonio Muñoz ahora habría 179.000 árboles en números redondos en toda la ciudad y no los 200.000 que dice Guevara.

Los alcorques

Volvamos a la rueda de prensa de Muñoz en 2015. Dijo entonces que además de los árboles en riesgo de desplome había 9.180 alcorques vacíos, en los cuales se sembrarían otros tantos ejemplares para que todos estuvieran ocupados y que se usarían los árboles para acabar con la falta de sombra en los barrios y en el centro, como ocurría con la deforestada Avenida de la Constitución.

Si había 9.180 alcorques vacíos y el balance de Espadas es de + 883 árboles, ello significa que para que no quede ninguno vacío Guevara debería plantar 8.297 ejemplares, sólo para cumplir la promesa de Muñoz. Pero si nos remitimos al PGOU de 2006, redactado en tiempos del arboricida Monteseirín, el texto estipula que por cada árbol cortado o perdido hay que sembrar cinco más. Una medida debida probablemente a la mala conciencia del exalcalde. Pues en tal caso y para cumplir ese mandato serían necesarios 41.485 árboles nuevos.

¿Y qué nos anuncia Guevara? Su plan consiste en 5.100 árboles y 4.567 arbustos. En total, 9.667. Pero un arbusto no es lo mismo que un árbol, por mucho que traten de convencernos de que son equivalentes. Como dice un jardinero, el árbol es la estructura/arquitectura del parque o jardín; el arbusto, el complemento. No es ya que se vaya a cumplir el mandato del PGOU de 5 x 1 (cinco árboles por cada uno perdido), sino que el 47% de lo que va a sembrarse ni siquiera son árboles, sino arbustos, supongo que más baratos de precio en los viveros, de menor esperanza de vida y que al ser por lo general menos frondosos darán menos sombra. Sombra, el objetivo pretendido en la soleada y calurosa Sevilla, según proclamó Muñoz hace tres años.

Que yo sepa, en los parques la mayor parte de los árboles no crecen en alcorques. Estos suelen hacerse en las aceras para los ejemplares que se siembran en calles y avenidas, con el fin de reservarles un mínimo (nunca mejor dicho lo de mínimo) espacio vital. Deduzco que cuando un urbanita como Antonio Muñoz hablaba de 9.180 alcorques vacíos se refería a huecos en las aceras faltos de árboles. En la lista de David Guevara, de sus 5.100 árboles (ojo, arbolitos en comparación con los perdidos o cortados y que tardarán bastantes años en alcanzar su porte) y 4.567 arbustos, en las calles se van a sembrar 3.117 árboles y 517 arbustos. El resto se destinará a parques, colegios y otros.

La suma arroja la cifra de 3.634 ejemplares, por lo que según mis cuentas todavía quedarían 4.663 alcorques vacíos en la vía pública, prácticamente la mitad de los que Muñoz prometió llenar de árboles, no de arbustos.

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