El rojo cinabrio con que se pintaban los gladiadores victoriosos en Roma procedía de la mina de mercurio española de Almadén y hubo una pintura para acuarela hecha con orina de vacas alimentadas con hojas de mango, según ha dicho a EFE Victoria Finlay (Reino Unido, 1964), especialista en historia del color.
El pelo del cadáver de Napoleón contenía arsénico que podría proceder del papel pintado de su casa de Santa Elena, que era verde, y ciertas tribus aborígenes de Australia, en la época precolonial, realizaban viajes anuales de miles de kilómetros para conseguir cierto tipo de pintura ocre roja considerada sagrada, son otras de las curiosidades recogidas por Finlay, quien en una entrevista con EFE ha destacado el carácter espiritual del color:
"Por un lado se trata de un atributo físico o químico que nuestros ojos leen y nuestro cerebro interpreta como 'azul', 'verde' o 'rojo' pero, sin embargo, hay un elemento enorme en el que el 'color' es espíritu, idea, noción, algo intangible y, sin embargo, descriptible; los colores pueden afectar al estado de ánimo, pueden alegrarnos; también diría que ciertas combinaciones de colores resultan angustiosas".
Autora de "Color", un estudio publicado en España por Capitán Swing en el que concluye que "los colores que elegimos han determinado la historia de la propia cultura", Finlay ha señalado que desde niña se interesó por el origen de los colores.
MOMIAS MOLIDAS Y ENZIMAS DE MARISCOS
"Me di cuenta de que antes de la década de 1850, cuando las pinturas y los tintes empezaron a fabricarse con productos químicos derivados del petróleo -y concretamente con alquitrán de hulla-, cada color que veía en un lienzo, en una tela o en una vidriera tenía una historia de origen extraordinario".
Y la autora dispone de cientos de datos y anécdotas que demuestran que no exagera: "Había una pintura marrón, utilizada hasta finales del siglo XIX en Europa, que se hacía con los cuerpos molidos de las momias egipcias -y se llamaba 'mummy' o 'mommia'-".
El ensayo de Finley cobra forma de narración al reunir hallazgos científicos con experiencias biográficas: "Una vez, cuando conducía por el Líbano investigando sobre el púrpura -porque el púrpura imperial romano se teñía con las enzimas de mariscos de las ciudades de Sidón y Tyr- recogí a dos autoestopistas belgas con unas cajas enormes".
"Me dijeron que eran coleccionistas de mariposas y que las mariposas tienen una gama de visión del color totalmente distinta a la de los humanos: los rojos suelen ser invisibles para ellas, pero pueden ver desde el amarillo hasta el ultravioleta, y que ciertas flores que a nosotros nos parecen blancas están, bajo un detector ultravioleta, cubiertas de marcas a las que las mariposas responden como señales".
A la pregunta de si no hay nada mejor que los colores para identificar los idearios políticos, ha respondido que, de toda la posible simbología, "los colores los que se reconocen más fácilmente desde la mayor distancia, por un mayor número de personas; no es de extrañar que los políticos -y las grandes empresas- los utilicen estratégicamente en su beneficio".
LUTO BLANCO O AMARILLO
Sobre por qué la gente sigue preguntando sobre "el color favorito", ha señalado que "preguntarle a alguien qué es lo que más le gusta crea una conexión humana, lo que casi siempre es bueno", y ha añadido:
"Hay algunas personas, pronosticadores del color, cuyo trabajo consiste en preguntar a la gente cuál es su color favorito en este momento y observar qué colores -tonos y matices son también importantes- eligen para su ropa y sus tejidos; saber lo que el público busca cada año en cuanto a colores puede ser un conocimiento muy valioso; si sabes lo que el consumidor quiere y va a buscar, puedes vender más cosas".
Acerca de si hay una cultura del color distinta en Oriente y Occidente ha recordado: "Cuando llegué por primera vez a Hong Kong había un montón de gente vestida de blanco que pasaba con tambores. En aquel momento no sabía que se trataba de un funeral y que el blanco era el color de los funerales. He leído que en Bretaña el amarillo era el color del luto".
"Estudié antropología social y me fascinó durante todo este proceso de investigación sobre el color fue lo diferentes que han sido nuestras relaciones con los colores en las distintas culturas y en todo el mundo".
Sobre el descrédito del gris ha señalado: "Me gusta el gris: mi salón está pintado con un gris rico en pigmentos... En la Edad Media, muchos países prohibían a los más pobres llevar ropa bonita, y eso se definía por el material y el color. Así que la gente que vestía de gris solía ser pobre".