En el mes de septiembre de 2008 se hacían la foto de rigor en La Leocadia. La empresa Cultivos Marinos Integrales SL anunciaba la construcción de 26 naves de acuicultura en una primera fase en los terrenos del sur de la ciudad, lindando con el proyecto que años antes había presentado una empresa rusa para la explotación del medio ambiente de La Isla con los mismos fines.
Tras esa primera fase que ocuparía unos150.000 metros cuadrados de lo que ya fue una salina tradicional, habría una segunda que llegaría hasta los 400.000 metros, además de las edificaciones propias. Para 2010 se esperaba que la piscifactoría estuviera a pleno rendimiento produciendo una media de 800 toneladas de pescado anuales.
Pero la extracción de sal sólo era una parte del proyecto de Cultivos Marinos Integrales SL. La tercera fase esa la construcción de un establecimiento hotelero en la Leocadia, aprovechando la almadraba que existe en la salina y que da nombre a toda la zona, que debería contar obviamente con todas las bendiciones de las autoridades de la Junta de Andalucía y la Demarcación de Costas.
Sólo el principio
La primera fase del proyecto se puso en marcha pero no las demás. Y mucho menos el componente hotelero como se puede comprobar sólo darse una vuelta por la zona, donde existe incluso un sendero del Parque Natural habilitado por una escuela taller de San Fernando.
Cinco años más tarde de aquellos anuncios, la cría de dorada, lubina, lenguado, corvina y pargo -este último a modo de experimento- ha resultado deficitaria y a junio de este año, el personal de la empresa esperaba un milagro para no perder sus empleos.
El jefe de producción de Cultivos Marinos Integrales, Carlos Pecci, señalaba al portal del sector
misPeces.com que de ser una de las empresas que en 2008 se perfilaba entre las más eficientes para el cultivo de peces en el arco Sur Atlántico andaluz, y entre las más modernas en sistemas de estanques, ahora aparece cargada de deudas con los trabajadores, los proveedores y la Seguridad Social.
Entre las principales ventajas de esta instalación se encuentran el eficiente aprovechamiento de los ciclos de mareas, que permite reducir prácticamente a cuatro horas al año el bombeo de renovación del agua, con el consiguiente ahorro energético y la buena calidad del agua.
Esta mejora hidroambiental requirió una fuerte inversión por parte de los empresarios, y por ella recibieron también ayudas cofinanciadas con cargo al Fondo Europeo de la Pesca y al presupuesto de la Junta de Andalucía.
Esperanzas
“La instalación aún puede ser salvada”, decía Pecci, pues sigue siendo útil para el cultivo gracias al esfuerzo de los trabajadores para salvaguardar el equipamiento y los peces de la piscifactoría.
Se trata de otro proyecto fallido en una zona en la que se han anunciado varios con mal fin. Desde aquel camping de lujo de los primeros años de Antonio Moreno o el hotel de bajo impacto visual que siempre se quiso construir y nunca lo permitió la Junta, hasta ese proyecto de tiempos de la Dictadura para recuperar la almadraba como muelle, independientemente de lo que se pudiera hacer en el plano hotelero.
Es como si una maldición hubiera caído sobre la Leocadia y que quién sabe si afectará a los nuevos proyectos que se pretenden a todo lo largo de la salina El Estanquillo. O a otros ya muy avanzados y a punto de salir a la luz.