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365 días, son muchos días de ausencia

Hoy se cumple el primer aniversario del fallecimiento del Padre Jorge Loring, que alcanzó la fama internacional gracias a su libro \'Para Salvarte\' y su labor de apostolado.

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  • Padre Loring. -

Querido Padre Loring. 365 días son muchos días de ausencia. !Son muchos días!

Jamás hubiese pensado que esta “ausencia definitiva” iba a ser tan cuesta arriba, sobretodo porque habíamos preparado un relevo modélico, intentando cuidar todos los pormenores y proyectando el futuro,  algo de lo que me doy cuenta ahora, fuera de la realidad, ha sido construir en el aire.

Todo iba perfecto en sus tiempos, modo y forma. Tal cual Usted lo tenía pensado, ya que yo sólo era “un mero acompañante”, “un convidado de piedra”, hacía de “su lazarillo”, no era nada  a su lado,…  porque su ilusión, su fuerza,  sus ganas, su convencimiento, su Fe, han sido arrebatadoras… han sido Don de Dios y le he visto con mis ojos, con su testimonio y con su vida tanto por fuera y por dentro.

Que Dios está contento de tenerle cerca, estoy seguro, como también que su Felicidad es plena, porque para esto ha estado entregando toda su vida, con un sacrificio a la altura del mayor posible en el género humano. No era un gran teólogo, filósofo, exégeta, … pero, así le necesitaba la Compañía de Jesús  y la Iglesia. Su destino eran esos miles de obreros que no conocían a Dios o estaban en las antípodas, y Usted, con su labor callada, con su “Apostolado del saludo” y la oración callada, se ganó a Cádiz, a San Fernando, Puerto real, El Puerto, su provincia, a Andalucía, a España y a el mundo, y todo, para la Mayor Gloria de Dios. (A.M.D.G.)

Yo no he conocido a nadie “que haya puesto “apostólicamente” tanta carne en asador con Usted”, no quiero decir con esto, ni siquiera insinuar, que Usted era “Santo”, pero muy lejos no estaba, porque su vida se acerca a lo heroico, “con esos mimbres, estas cestas”, “por sus frutos le conoceréis” …

Muchas veces la debilidad del ser humano te lleva a pensamientos “impropios o malsanos”, haciéndote preguntas como… ¿Y todo esto para qué?  ¿Qué ha quedado?  … el olvido?  Esta pregunta es sencilla, porque la la experiencia nos ha mostrado la cara de felicidad del ser humano cuando el encuentro con Cristo era total, eso merece la pena, era el fin, esa era su misión, hacer accesible “El Reino de Dios” a todos los hombres de buena voluntad.

Jamás me he avergonzado de ser amigo del Padre Loring. Él, que tantas veces me decía ¡Que suerte tienes! Tenerme como amigo,  Sacerdote … y se quedaba en silencio, pensando cada vez que me decía esto. Al rato remataba con algo así, para que te ha puesto Dios tan cerca de mí … mi respuesta era, no podía ser otra, ¡Que se yo, Padre Loring! … quedaba filosóficamente bloqueado.
La realidad es, que para que todo hubiera seguido como usted quería, produciendo el mismo fruto o más, era necesario Usted, pero si Usted no está, nada podrá ser igual, ya que usted era el motor en desarrollo que daba la potencia que hacía funcionar la maquinaria, pero no caímos en un detalle muy importante, “Sin el Padre Loring” no es posible que todo siguiera igual.

Hoy aquí  andamos sin él, pero con él, con su vacío pero lleno, con su ausencia en su presencia, está sin estar, estando, tocándolo sin percibirlo,… era mucho ¡Padre Loring! Y siempre dando un paso atrás dejando que su trabajo mostrase el Dios que le amaba, cuidaba, quería y mimaba, vivió la providencia en plenitud y se abandonaba en Dios para todo, parecía que todo estaba controlado pero en realidad, nada se controlaba, Dios nos iba sorprendiendo a cada paso. Empezamos a partir de ahora, otros 365 días sin Usted, resistido el primer envite, el segundo se ganará, esa era su actitud y en eso no ha cambiado nada.

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