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La Romería de San Isidro llenó de vida los pinares este domingo

Aunque con una menor asistencia de gente que en años anteriores, esta tradición local pervive entre la gente del campo

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San Isidro Labrador volvió a visitar por un día los pinares de la localidad, acompañado de su Hermandad y de cientos de roteños que quisieron pasar un día de convivencia en la naturaleza. Aunque con menor asistencia que en años anteriores, al menos unas 500 personas, según fuentes policiales, acudieron a la romería de este año, en la cual el tiempo acompañó haciendo disfrutar de una jornada agradable y cálida. 

En torno a las nueve y media de la mañana, hermanos y hermanas de San Isidro a caballo, con la vestimenta típica de la hermandad - pantalón o falda y botas camperas, chaquetilla blanca y fajín verde - y la medalla de San Isidro en el pecho, iniciaban su camino hacia los pinares, seguidos del Santo sobre su carromato tirado por bueyes, y con el acompañamiento del pitero de la Hermandad. A continuación, el cortejo de unas siete carretas adornadas con brillantes colores, que seguían al santo con cante y baile animando desde bien entrada la mañana la jornada festiva que quedaba por delante.

Sobre las once de la mañana hacía el santo su entrada en el pinar, tomando sitio junto al estrado acomodado para celebrar la misa de romeros, que fue oficiada por el Padre Carlos Redondo, párroco de la Iglesia del Carmen, y que fue cantada por segundo año consecutivo por los Ecos del Rocío. Durante la eucaristía los hermanos llevaron a cabo su acto de protestación de fe, se impusieron las medallas a los nuevos hermanos, y se realizó la tradicional ofrenda al santo de los frutos del campo de la temporada.

La Hermandad, como es tradicional, invitó a los presentes a una berza roteña y a una copa de vino, y además de realizarse el sorteo de una gran cesta de comida, se celebró el concurso de decoración de carretas. Hasta las ocho y media de la tarde aproximadamente el pinar fue una celebración continua, ya que sigue manteniéndose la tradición de pasar un día en el pinar disfrutando de comida y bebida, de cante y baile, aunque quizás que haya coincidido con la época fuerte de las comuniones, como temía el Hermano Mayor, le haya podido restar asistencia a esta cita. No obstante, sigue siendo una fecha señalada en el calendario que marca una celebración que muchos esperan para vivir en familia.

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