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Alpandeire pondrá en valor el entorno del Arroyo de la Fuente

“La Fuente” ha sido a lo largo de la historia una testigo muda de multitud de acontecimientos ocurridos en el pueblo.

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  • LA FUENTE -

Desde el Ayuntamiento de Alpandeire se ha informado de que durante el próximo año se ejecutará en el municipio un importante proyecto a través del que se pretende adecentar, poner en valor y embellecer el entorno del Arroyo de la Fuente.

     “La Fuente” es, históricamente hablando, el más importante de los 49 manantiales que se encuentran repartidos a lo largo y ancho del término municipal de Alpandeire, entre los que varios de los más conocidos son la fuente del “Quejiguillo”, “el Foncal” o “el Pozuelo”. Por tanto, la importancia de “La Fuente” radica en su antigüedad, ya que se estima que fue construida por los árabes poco después de ocupar este territorio, es decir, hace 12 siglos.

     Mª Dolores Bullón, alcaldesa de Alpandeire, ha explicado que mediante el proyecto de adecentamiento y puesta de valor del entorno del Arroyo de la Fuente se pretende acondicionar esta zona del municipio y convertir “La Fuente” en un espacio apto para ser visitado por vecinos y foráneos. En este sentido, entre otros trabajos se construirá un muro de escollera en el lateral del carril contiguo al arroyo, se creará un camino de acceso hasta el propio manantial, se procederá a la rehabilitación del arco de la fuente, se adecuará un puente situado varias decenas de metros arroyo abajo o se retirará la verja metálica que sirve de puerta de la propia fuente para colocar otro tipo de elemento de seguridad rígido y transparente que permita la correcta visión de este histórico lugar. La actuación dispondrá de un presupuesto total que rondará los 130.000 euros y que estará incluido en el Plan Provincial de Asistencia y Cooperación 2019 que impulsa la Diputación de Málaga.


      Puede observarse a simple vista la utilización constante que los panditos durante siglos han hecho de “La Fuente”. Es sorprendente el desgaste de sus piedras producido por los recipientes de las personas que acudían a recoger agua y la imborrable huella que han dejado en las rocas el incesante apoyo de los cántaros.

    Además, “La Fuente” ha sido a lo largo de la historia una testigo muda de multitud de acontecimientos ocurridos en el pueblo, como por ejemplo las representaciones que antaño se llevaban a cabo durante la Semana Santa justo en frente de este lugar, en la zona popularmente conocida como “El Calvario”. Se tiene constancia de que estas representaciones, como fue “La Pasión de Cristo” durante los Viernes Santos, se escenificaron en este espacio hasta el siglo XIX.

     Otro hecho importante acaecido en el entorno tuvo lugar en 1810, cuando el alcalde del pueblo tuvo que acudir a la zona de “la Fuentezuela”, situada a escasa distancia de “La Fuente”, para enarbolar la bandera de la paz con el fin de que los franceses no invadieran y masacraran Alpandeire o, el 2 de abril de 1946, este manantial también observó la partida de Manuel Gil Perujo, cabo de la Guardia Civil, que cuando acudía a despedirse del vecino pueblo de Atajate donde había ejercido sus funciones antes de ser trasladado de destino, sufrió un accidente con su caballo en el cercano paraje de “Las Hoyuelas”, encontrando allí la muerte.

     Por otro lado, en la mañana del 2 de noviembre de 1953 en el camino que discurre junto a “La Fuente” se congregó una larga hilera de hombres a causa de un trágico suceso, y es que el día anterior un avión que cubría el trayecto Málaga-Jerez de la Frontera con 12 pasajeros a bordo se estrelló en la ladera sur de Jarastepar, falleciendo en el acto todos los ocupantes. Por ello, los solidarios vecinos se reunieron y se desplazaron hasta el escarpado lugar del accidente para rescatar los restos humanos y del aparato que se encontraban en la zona.

      No obstante, “La Fuente” no sólo presenció sucesos lúgubres sino que este enclave también fue testigo de excepción de numerosos enamoramientos, ya que los jóvenes del pueblo acudían hasta allí para cortejar a las muchachas que iban a lavar la ropa o a llenar de agua sus cántaros.

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