La localidad de Pujerra, al igual que la mayoría de los pueblos cuyos territorios se enmarcan
en el Valle del Genal, dispone en su término municipal de una amplia red de senderos que
discurren por parajes de ensueño, especialmente en esta época del año. Y es que con el paso de
las jornadas otoñales el paisaje va cambiando poco a poco cubriéndose de tonalidades marrones,
amarillas, doradas y ocres, fenómeno que se produce antes y durante la caída de las hojas de los
castaños. Este acontecimiento natural es conocido popularmente como la “Primavera de cobre”.
Debido al hecho anterior, muchas de las rutas senderistas que serpentean a lo largo y ancho
del Valle del Genal se encuentran, según gran cantidad de amantes del deporte en contacto con
la naturaleza, “entre las más hermosas de Andalucía”. Entre ellas destaca el sendero que conecta
los municipios de Pujerra e Igualeja, un camino de algo más de 11 kilómetros de longitud que
discurre, en su mayor parte, entre frondosos bosques de grandes castaños.
El itinerario de esta ruta comienza por las empinadas rampas iniciales del antiguo camino de
Pujerra a Estepona, que pronto se suavizan permitiéndonos recuperar el aliento, mientras
comenzamos a disfrutar del espectáculo de la “primavera de cobre”, que alcanza el clímax al
pasar junto al Castaño Abuelo, que se encuentra justo por encima de un talud que hay a la
derecha del camino.
Pronto llegamos a una bifurcación de caminos, a la derecha continúa la pista principal por la
que vamos y de frente sale un camino secundario. Se pueden tomar ambos, ya que vuelven a
confluir 500 metros más adelante. Tras ello, seguimos el camino principal, a veces llaneando, a
veces ascendiendo, hasta salir una pista asfaltada que tomaremos hacia la izquierda, en
dirección al Puerto del Madroño, disfrutando de sorprendentes vistas hacia la Costa del Sol,
mientras seguimos caminando entre fincas de castaños que llevamos a ambos lados. También
nos llamarán la atención algunos cercanos bosques de coníferas en la cabecera del arroyo
Padilla, que aporta su caudal al río Guadalmina y, más a la derecha, las barranqueras que dan
origen al Guadalmansa.
Después de caminar un poco más de kilómetro y medio por esta solitaria carretera, pasado el
puerto de Juan Agustín, cuando ya comenzamos a descender suavemente, debemos estar atentos
a una pista terriza que sale a nuestra izquierda, ladera arriba, y que forma un ángulo recto (no
confundir con otra anterior, que sube perpendicularmente, cuya verja suele estar cerrada). Tan
pronto abandonamos la carretera, girando a nuestra izquierda, vamos ascendiendo suavemente
volviendo a introducirnos poco a poco en un frondoso bosque de castaños y, al llegar a la parte
alta de la loma, empezaremos a tener vistas a nuestra derecha de la zona de contacto entre la
Sierra Palmitera, de roca peridotítica cubierta de pinos, y las calizas blanquecinas del entorno
del cerro Cascajares. Al poco nos encontraremos una bifurcación, en la que debemos tomar el
ramal de la derecha para, a partir de eses momento, comenzar un prolongado descenso hasta la
carretera que une Pujerra e Igualeja.
La pista principal, que siempre continúa de frente, no ofrece lugar a dudas y nos mantiene
inmersos en el mágico castañar. A la izquierda debemos dejar las ruinas de la Venta Guaitará,
nombre con el que se conoce a este camino que pasa junto a castaños de gran porte, con los que
nos vamos recreando hasta llegar a la carretera. Una vez allí, si seguimos a la derecha, el
municipio de Igualeja estará a unos centenares de metros. ​
Desde el Ayuntamiento de Pujerra se ha animado a todas las personas aficionadas al
senderismo a visitar el municipio ya que podrán disfrutar, además de las diversas rutas que
discurren por el entorno, de la exquisita gastronomía tradicional del pueblo y de la hospitalidad
de sus vecinos.