El buen concejal es aquel que sirve a su pueblo. El mal concejal es aquel que sirve a los intereses de su partido. En Ronda, la mayoría de los integrantes del equipo de Gobierno no son buenos concejales. El ridículo mayúsculo del responsable de Seguridad, Fernando Corrales, al negar que en la Alameda duerman personas cada noche, le definen como tal. Más aún cuando es un hecho que conocen decenas de rondeños (que pregunte Corrales a quienes a primera hora pasean cada día por la Alameda) y, para colmo, es un hecho contrastado con la Policía y con la concejalía de Servicios Sociales.
La salida de tono de Corrales esta semana, acusando sin pruebas de noticia falsa a RONDA SEMANAL, es un ejemplo del mal concejal; de aquel que defiende sus intereses partidistas a toda costa y no es capaz de decir públicamente, ante un problema mayor, sino que «en la Alameda no duerme gente porque cuando la Policía se marcha de allí cada noche allí no hay nadie». El argumento, además de ridículo, resulta vergonzoso de quien se dice servidor público. Es por ello que pedimos lo de siempre: más trabajar, y en este caso más que en ningún otro, y menos buscar chivos expiatorios.
Ronda
EDITORIAL: El buen o el mal concejal
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