En su novela, la autora arrastra a la investigadora privada Vicky González por los bajos fondos de Barcelona, donde es retada por perversos personajes y embarcada en una escabrosa historia con dos niñas desaparecidas, mientras un bebé va creciendo en su interior.
Fallarás pone como protagonista de su relato a una ex periodista embarazada de cinco meses, reconvertida en detective, el mismo estado en el que la escritora se hallaba cuando fue despedida del periódico con el que se ganaba la vida por aquel entonces.
“No me puedo quejar, porque mi novela ha ganado ya dos premios de novela negra este año, el de L'H Confidencial y el de Gijón, y nunca podría haberla escrito si hubiese seguido ejerciendo diariamente el periodismo”, recalca Fallarás en una entrevista con Efe.
La autora dibuja el panorama multiétnico del barrio del Raval de Barcelona en su versión más cruda, plasma con dureza los arrabales donde la droga campa a sus anchas y se ensaña con perversos personajes, como El Conseguidor, Genaro, El Calvo o El Croata, en los que el vicio de matar pasa por ser su menor perversión.
“La calle Joaquín Costa es territorio de filipinos, paquistaníes, algún marroquí y una horda de piojosos pendulantes... en las aceras se amontonan basuras, borrachos, lateros, jóvenes traficantes de metanfetamina oriental, grasa de durum, algún tomate reventado en descomposición y estudiantes universitarios”, describe con rudeza en su libro, publicado por Roca Editorial.