El tiempo en: Chiclana
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Punta Umbría

Loca Academia de Cine

La rocambolesca dimisión de Álex de la Iglesia como presidente de la Academia de Cine.

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
La rocambolesca dimisión de Álex de la Iglesia como presidente de la Academia de Cine, anunciada a través de la prensa y retransmitida vía Twitter, es el enésimo capítulo de una institución que, con enfrentamientos añejos con directores como Pedro Almodóvar y José Luis Garci, no gana para disgustos.

“Cuando la fundamos pusimos dos condiciones: que no fuera reivindicativa y que la gente fuera a los Goya de esmoquin. No nos han hecho caso en ninguno de los dos casos”, decía el fallecido Luis García Berlanga.

La dimisión de Álex de la Iglesia por sus motivos políticos (el desacuerdo con la ley Sinde) vuelve a contradecir esa máxima y ha sido lamentada por Icíar Bollaín mediante un comunicado.

De la Iglesia, según la vicepresidenta de la academia, “ha abierto una crisis innecesaria y muy dañina” para el cine español y ha declarado que no considera “que el papel del presidente de la Academia sea mediar en una ley”.

La Academia de Cine, creada el 12 de noviembre de 1985, nació con el propósito de “impulsar la promoción nacional e internacional del cine español, defender a sus profesionales y analizar la situación de la industria y del propio cine español”.

Pero del dicho al hecho, como dice el refrán, hay mucho trecho. Algunos de los cineastas internacionalmente más reconocidos han tenido sus sinsabores con la academia y la politización de las galas de los Goya ha contribuido a la mala imagen del cine español en determinados sectores.

José Luis Garci se dio de baja un día antes de la XIII ceremonia de los Goya, en la que su película El abuelo tenía 13 nominaciones, tras ser acusado de compra de votos y bajo el argumento de que la academia retenía un informe que le deja “fuera de toda sospecha”.

Aitana Sánchez Gijón, presidenta de la Academia de Cine no sin polémica tras la dimisión de José Luis Borau, dijo en la apertura de aquellos Goya que esta institución “será fuerte si respetamos su fragilidad”.

Pero el caso Garci no acabó allí: cuando su filme You Are The One fue preseleccionada para el Óscar en el año 2001, Rosa María Sardá, académica, mostró su estupefacción porque había sido estrenada en solo un cine.

Marisa Paredes, entonces presidenta de la Academia, no ayudó al decir: “No se qué pasa que cada vez que el señor Garci hace una película se produce una polémica”, para cabreo del ganador del Óscar por Volver a empezar.

La actriz, que también dimitiría en 2004 aunque por razones profesionales, había asumido el chaparrón de una de las ediciones más polémicas un año antes: la del famoso No a la guerra.

La politización de aquella gala, presentada por Guillermo Toledo y Alberto San Juan, causó malestar en el Ministerio de Cultura y el entonces presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales (FAPAE), Eduardo Campoy, pidió la dimisión de Paredes tras calificar de “desfachatez” lo ocurrido en la ceremonia.

Álex de la Iglesia, en cambio, sí trabajó por la cohesión del sector, consiguiendo la aparición sorpresa de Pedro Almodóvar en los últimos Goya. El realizador, tras llevarse disgustos como salir de vacío con las quince nominaciones de Átame, se dio de baja en 2004 al recibir La mala educación sólo cuatro candidaturas.

“El motivo fundamental es el desacuerdo con el sistema de votación, así como otros aspectos que rigen el funcionamiento de la Academia, tales como la falta de información en cuanto a número de participantes en las distintas votaciones”, explicaron de manera conjunta el director manchego y su hermano Agustín.

Vicente Aranda, que nunca se unió a la academia, felicitó al realizador y definió los Goya como “una imitación de los Oscar” que, además, “es poco transparente”. Cuando la película de Volver se alzó como gran vencedora en 2006, Pedro Almodóvar no acudió a la gala.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN