El partido de la líder de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha arrasado en las elecciones del domingo y ha conseguido más escaños de los que necesita para formar gobierno, con lo que la premio nobel de la paz podrá revalidar su mandato tras cinco años en el poder.
La Liga Nacional para la Democracia (LND) ya ha conseguido 368 escaños en el Parlamento, lo que le da una holgada mayoría para nombrar al próximo Ejecutivo sin precisar ningún voto de representantes de otros partidos, ya que necesitaba un mínimo de 322, según informó este viernes el Comité Electoral del país, que aún no ha finalizado el recuento.
Tras su victoria en los comicios de 2015, que culminó la transición iniciada cinco años antes a una "democracia disciplinada", según los militares que habían gobernado el país durante medio siglo, Suu Kyi ha sido criticada internacionalmente por sus políticas contra la minoría rohinyá, pero las elecciones del domingo han demostrado que su popularidad no ha mermado en el país.
EL PODER DE LOS MILITARES
En cualquier caso, aunque la LND gobierne en solitario, al igual que lo hizo tras las elecciones de 2015, se topará con las limitaciones políticas impuestas por el poderoso Ejército.
Los militares se reservan 166 escaños, o el 25 %, del Parlamento, conforme a la Constitución redactada por ellos mismos y aprobada en 2008, lo que en la práctica les da derecho de veto para modificar la Carta Magna, que además les concede los influyentes ministerios de Interior, Fronteras y Defensa, entre otros poderes.
El sistema asegura que, incluso con una victoria de un partido famoso por su lucha contra la junta militar durante la dictadura como la LND, el Ejército conserve un poder considerable. No en vano, el jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, dio el domingo su visto bueno a los comicios cuando declaró tras votar: "los resultados de las elecciones deben ser aceptados, eso es innegable".
DURO REVÉS PARA LA OPOSICIÓN
El gran perdedor de las elecciones, con 24 escaños, ha sido el Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), principal formación de la oposición, creada por la junta militar que gobernó Birmania durante los dos últimos decenios de la dictadura y que ocupó el poder entre 2011 y 2015.
El miércoles, cuando el recuento ya daba una clara ventaja a la LND, el USDP declaró que se negaba a aceptar los resultados, acusó a la LND de fraude electoral y propuso que se repitieran los comicios, en esta ocasión supervisados por las poderosas Fuerzas Armadas.
Sin embargo, el Carter Center -organización creada por el expresidente de EE.UU. Jimmy Carter que envió observadores el día de los comicios- emitió el martes un comunicado en el que afirmaba que "los votantes pudieron expresar su voluntad libremente en las urnas y elegir a sus representantes", aunque criticó el sistema constitucional y la negación del voto a algunas minorías étnicas.
LOS VOTOS DE LAS MINORÍAS
La gran incógnita de las elecciones era el voto de las minorías étnicas que viven en las zonas periféricas del país, muchas de ellas zonas de guerra entre el Ejército birmano y guerrillas etnonacionalistas que luchan por su autonomía desde la independencia del país en 1948 en unos conflictos que Suu Kyi no ha sido capaz de resolver.
Debido a esos conflictos, los comicios fueron canceladas en 51 circunscripciones, predominantemente habitadas por miembros de las minorías, lo que deja vacantes 22 escaños del Legislativo.
La mayoría de esas circunscripciones se hallan en el estado de Arakán (en el oeste), escenario desde hace dos años de la encarnizada guerra entre las Fuerzas Armadas y la guerrilla etnonacionalista del Ejército de Arakán, que lucha por la autonomía de la etnia rakáin, predominantemente budista y mayoritaria en el estado.
VICTORIA DEL PARTIDO DE ARAKÁN
Arakán es el único estado del país en el que ha triunfado rotundamente una formación regional, donde el Partido Nacional de Arakán (PNA), ha obtenido más votos que la LND, 8 frente a 4.
Sin embargo, la victoria del PNA no le da el derecho a nombrar al gobernador de su propio estado, ya que esa prerrogativa corresponde al Gobierno central y, tras su victoria en 2015, Aung San Suu Kyi nombró a un gobernador de su propio partido, pese a que sus rivales arakaneses habían obtenido la mayoría absoluta.
En cualquier caso, la formación de Suu Kyi envió este jueves una conciliadora carta a 49 partidos etnonacionalistas en la que afirmaba que "el objetivo último de los partidos étnicos y la LND es el mismo, que es conseguir una unión federal democrática, por lo que la LND cree que dichos partidos colaborarán con entusiasmo para lograrlo".
LOS EXCLUIDOS
Los grandes excluidos de estas elecciones han sido los rohinyás, a los que en su mayor parte el Gobierno arrebató la ciudadanía a principios de los noventa y ha sometido durante décadas a un régimen de discriminación por considerarlos inmigrantes ilegales de Bangladés, a pesar de haber vivido en el país durante generaciones.
Los rohinyás, predominantemente musulmanes en un país de mayoría budista, ya no pudieron votar en las elecciones de 2015, y en esta ocasión tampoco podrán hacerlo, mientras que las autoridades rechazaron las candidaturas de cinco de ellos, miembros del Partido para la Democracia y los Derechos Humanos (PDDH).
"La exclusión de los rohinyás en las elecciones es una prueba evidente de discriminación, supresión y apartheid. Por lo tanto, no es posible reconocer las elecciones en Myanmar (como se conoce también Birmania) como libres, justas, inclusivas y creíbles", denunció el PDDH en un comunicado emitido durante la jornada electoral.