Amputación, decapitación, descuartizamiento e incineración son los cuatro conceptos macabros que protagonizan esta truculenta historia sucedida en Brasil.
Rosana Cândido, de 27 años y madre del menor, y Kacyla Pessoa, de 28 años, consideraban un "estorbo para su relación" la existencia del niño, que protestaba por los continuos intentos de sus madres de convertirlo en una niña.
El pequeño, de nueve años, fue apuñalado y decapitado mientras dormía. Más tarde, sus asesinas lo descuartizaron y quemaron partes en una barbacoa, tirando otras a una alcantarilla y guardando el resto en dos mochilas en casa.
Y todo porque no habían conseguido que fuese una niña pese a sus intentos al vestirle con ropa de chica, dejarle el pelo largo e incluso maquillarlo. El niño se resistía, protestaba, y eso las sacaba de quicio. Hasta el día de la tragedia.
Una vez detenidas aseguraron que el niño era una "carga" y confesaron su "odio" a la criatura. Y ahora se ha descubierto, y ellas han confesado, la amputación del pene del muchacho hace un año.
Con la pareja convivía otra niña, de las que las autoridades se han hecho cargo.