El jurado popular constituido este lunes empezará este martes a juzgar al yerno y jefe de seguridad de la familia Tous, Lluís Corominas.
Las acusaciones y defensas del "caso Tous" han agotado este lunes el límite de recusaciones permitidas entre los candidatos a constituir un jurado, en una ardua selección del tribunal popular que se ha prolongado durante cuatro horas con largas entrevistas en la Audiencia de Barcelona.
El jurado popular constituido este lunes empezará este martes a juzgar al yerno y jefe de seguridad de la familia Tous, Lluís Corominas, acusado de haber matado de un disparo en diciembre de 2006 a un presunto ladrón que supuestamente intentaba entrar a robar en el chalé del matrimonio de joyeros en Sant Fruitós de Bages (Barcelona).
El proceso de selección del tribunal se ha demorado cuatro horas, casi el doble de lo habitual, y ha resultado muy complejo, hasta el punto de que las partes han agotado el máximo de ocho candidatos recusados que permite la ley del jurado, según han explicado a Efe fuentes judiciales.
Concretamente, la Fiscalía y la acusación particular que ejerce la familia de la víctima han vetado a cuatro de los candidatos a formar parte del jurado, en uno de los casos porque la persona ha defendido abiertamente la inocencia de Lluís Corominas, mientras que la defensa del yerno de los Tous y de la empresa de seguridad de los joyeros -responsable civil subsidiaria- han recusado a otros cuatro.
Finalmente, ha quedado constituido un jurado popular con mayoría de hombres que han sido escogidos tras 19 entrevistas a candidatos, a los que se les han planteado numerosas preguntas, entre ellas si tenían alguna experiencia como víctimas de robos o asaltos violentos y si disponían de permiso de armas.
A los candidatos se les ha planteado también si conocían el "caso Tous" por la prensa, una pregunta a los que la gran mayoría han asentido, y si tenían una opinión formada sobre la actuación del yerno de los joyeros, han añadido las mismas fuentes.
La complejidad para la selección del jurado que juzgará a Lluís Corominas resulta lógica en un caso en el que las partes son conscientes de que el resultado dependerá en gran parte de su capacidad de ganarse la complicidad del tribunal popular, más permeable a los argumentos no jurídicos de lo que podría serlo un tribunal profesional.
La muerte del presunto ladrón albanokosovar Sinani Gazmend plantea al jurado popular los límites de la legítima defensa, ya que en esa figura se basan los letrados de Corominas al pedir su absolución alegando que actuó movido por el "miedo insuperable" de verse atacado por la víctima.
La propia Fiscalía, que pide 11 años de prisión para Corominas, admite como atenuante que el yerno de los Tous disparó al supuesto ladrón bajo la influencia de un "estado de nervios" provocado por el clima de inseguridad ciudadana que se respiraba en aquellos días en las urbanizaciones de Cataluña y por el hecho de que el chalé de sus suegros había sufrido otro intento de robo tres días antes.
En una nueva estrategia, el escrito de defensa de Corominas evita referirse ahora al yerno de los Tous como jefe de seguridad de la familia y apunta que el día de los hechos acudió a la vivienda de sus suegros a título individual, preocupado por el vínculo familiar que les une.
Esa versión de última hora, que despoja a Corominas de la profesionalidad que se exigiría a un responsable de vigilancia, contrasta con la que el propio acusado mantuvo en su declaración ante la juez instructora tras su detención, cuando reconoció que dirigía la seguridad en el chalé de los Tous.