El acto institucional con motivo del Día de Europa celebrado en la Glorieta de San Vicente de Madrid ha reunido al secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido; al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón (PP); al comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, y a eurodiputados de ambos partidos.
El mensaje común ha sido la necesidad de reivindicar los principios europeos de democracia y libertad ciudadana frente a las tendencias extremistas que amenazan con agrietar lo construido en las últimas seis décadas.
"En momentos de dificultad como los que vivimos, hay la tentación de ir al populismo, a las posiciones reaccionarias, al involucionismo, al rearme nacionalista, al proteccionismo y a la xenofobia. Pero frente a esto, lo que hay son los valores europeos, que no han cambiado y que son nuestra máxima seguridad", ha afirmado López Garrido.
El secretario de Estado ha considerado que la UE es "hoy más necesaria que nunca" y no caben pasos atrás en pilares europeos como el Tratado de Schengen, que establece la libre circulación de ciudadanos por las fronteras interiores de la Unión.
Este tratado ha sido cuestionado por Francia e Italia ante la llegada descontrolada de inmigrantes procedentes de países como Egipto y Túnez tras las revueltas de los últimos tres meses.
Ruiz-Gallardón ha reconocido que la UE atraviesa una fase de "sombras y dudas", pero ha defendido seguir apostando por el proyecto europeo frente "al repliegue nacionalista, la desconfianza y el populismo".
"Es ahora cuando más hay que reivindicar el sentido histórico de este esfuerzo compartido", ha proclamado el alcalde madrileño.
Almunia también ha alertado de "los brotes populistas y las voces xenófobas" que han aparecido en los últimos meses en países como Finlandia, si bien ha opinado que hay una "abrumadora mayoría" de gente que demanda más Europa.
Ha admitido que "no es fácil" resolver la crisis en Grecia, Irlanda o Portugal, el problema del paro en España o la presión migratoria de África, pero ha defendido el derecho de los ciudadanos a que las instituciones den respuesta a estas inquietudes.
Antes del acto, el comisario europeo se ha referido a los rumores de que Grecia podría abandonar la moneda única por la asfixia económica que sufre para saldar su deuda.
Según Almunia, "nadie va a abandonar el euro". "Hay cola para entrar, no para salir", ha añadido.
Ha reiterado que España está haciendo los deberes, por lo que "no ha hecho falta llegar hasta el borde del precipicio".
Antes de los discursos, se ha procedido al izado de la bandera azul con las doce estrellas doradas de la UE bajo los acordes de los himnos de Europa y la UE.
Este mástil fue instalado el pasado año con motivo de la presidencia española de turno para que la enseña comunitaria ondease de forma permanente y en solitario en la capital.
La agenda de actos por el Día de Europa ha incluido una recepción en la sede de las instituciones europeas en Madrid, en el que también han estado López Garrido, Almunia, eurodiputados como Enrique Guerrero (PSOE) y Teresa Jiménez Becerril (PP) y varios embajadores.
López Garrido ha aprovechado para hacer un llamamiento a los socios europeos para que esté aprobada antes de julio la orden de protección de las víctimas de la violencia de género que impulsó España en el primer semestre de 2010 en su mandato rotatorio.
Antes de la recepción y del izado de la bandera, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha entregado las medallas de la Orden del Mérito Constitucional a los representantes españoles que participaron en la redacción de la fallida Constitución Europea y del ya en vigor Tratado de Lisboa.
Entre los condecorados, estaban los ex ministros de Asuntos Exteriores Ana Palacio y Miguel Ángel Moratinos, quienes no han asistido al acto.
En numerosas ciudades españolas, se han sucedido los actos por la jornada europea.
El protagonismo en Cáceres ha sido para unos 300 escolares de cuatro colegios, que han conformado un gran puzle del mapa de los veintisiete socios europeos.
El Día de Europa se conmemora el 9 de mayo en recuerdo del discurso que el ministro de Exteriores de Francia, Robert Schuman, pronunció en 1950 para que su país y Alemania pusieran en común su producción de carbón y acero, lo que se considera el germen de lo que es en la actualidad la UE.