Julen, el niño de 2 años que cayó ayer a un estrecho y profundo orificio mientras pasaba un día de campo con familiares y amigos en Totalán (Málaga) y que se intenta rescatar, es muy activo, un enamorado de su triciclo -que sigue aparcado ante la casa familiar- y de los balones.
Los vecinos de las viviendas de la zona conocida como "Las Protegidas", en la popular barriada de El Palo, en la capital malagueña, así hablan a Efe del pequeño, con cariño porque lo veían con frecuencia jugar por el pasaje peatonal que discurre entre pequeñas casas donde viven varios familiares.
Es un núcleo poblacional muy próximo al mar donde son devotos de la Virgen del Carmen, a la que sus habitantes van a orar esta tarde porque todo salga bien en las tareas de localización y rescate; por segundo día se afanan en ello un centenar de efectivos como Guardia Civil, bomberos u operarios de empresas especializadas.
Un familiar del pequeño que acaba de hablar con la madre de Julen, Vicky, es optimista porque los equipos de rescate "hacen todo lo que pueden" y así lo cuenta a un grupo de vecinas que está "muy pendiente" de las novedades sobre "el chiquillo", a unos metros de su bici de tres ruedas con la que suele disfrutar.
Lo quieren mucho los parientes y el vecindario -que es como una familia- por cómo es y, quizás, porque su hermanito Oliver falleció cuando iba a tomar un helado y jugar; por eso una conocida se aferra a que la búsqueda tiene que salir bien y piensa en la madre del peque: "ya ha perdido uno, este tiene que salir por fuerza".
Su cuarto de juego -cuando no está en la guardería- es la calle peatonal, donde deja el triciclo y la pelota y no para de divertirse; sus vecinas hoy no tienen ganas de hacer sus habituales faenas, preocupadas por Julen, al que aprecian.
El padre, José Rocío, feriante ahora desempleado, y la madre, Victoria María García, a la que llaman Vicky, trabajadora de una cadena de hamburgueserías, optaron por echar el día en la finca de unos amigos del barrio que está situada en la vecina localidad de Totalán, una zona de montaña de olivos y almendros.
Los pedales verdes de su triciclo, el primer vehículo de muchos niños, aguardan a que Julen los active; mientras en Totalán una maquinaria gigante abre camino a los medios técnicos desplazados para ayudar a los que se esfuerzan en un rescate del que están pendientes en multitud de lugares sensibilizados con lo ocurrido.