Un informe con testimonios de personas que estuvieron en la cárcel de Archidona (Málaga), hace un año, denuncia las condiciones de estancia de los 572 magrebíes que permanecieron en la prisión convertida en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) durante 52 días. Uno de ellos murió durante ese tiempo.
Una veintena de organizaciones agrupadas en la Plataforma de Solidaridad con los y las migrantes de Málaga presentaron ayer el informe “Cárcel de Archidona: un agujero negro de los derechos humanos”, donde se recogen las declaraciones de personas como Majot Majlul o Francisco Matas, que ejercieron como traductora y abogado de oficio, respectivamente, durante los días que estuvo la cárcel habilitada para el internamiento temporal de migrantes.
“No queremos que sucesos como este vuelvan a repetirse”, ha explicado el portavoz de la plataforma, Gabriel Ruiz. Majlul asegura que se vieron “una serie de violaciones de derechos fundamentales” en un trato que “no era ni siquiera como presos” para personas “cuyo delito era jugarse la vida en el paso del Estrecho en busca de una vida mejor”, a los que, afirma, “daban con porras por cualquier pequeño altercado”.
“Me dolía mucho verles así”, ha lamentado, añadiendo que “verles acercarse con las manos cogidas atrás custodiados cada uno por dos agentes antidisturbios, como si acompañaran a una persona que hubiera cometido un gran delito”, ha sentenciado.
Matas, por su parte, ha manifestado que se trató de un “centro de indignidad español” en el que percibió “falta de formación en extranjería” en los funcionarios encargados, uno de los cuales le dijo que se pusiera mascarilla y guantes para tratar con los inmigrantes porque “daban asco”.
La situación fue, a juicio del abogado, “muy dura” porque “hacía frío, llamaban con porras a las puertas como si los migrantes fueran animales y no personas, no había agua potable”, ha concluido.