Risas y gritos de euforia al lograr un punto o meter la pelota en el hoyo, esos eran los sonidos que salpicaron el Centro de Innovación Social La Noria que acogió la I Jornada sobre deporte, innovación y accesibilidad.
Entre los asistentes estuvieron nombres propios del deporte adaptado como Juan Manuel Moreno, medalla nacional de slalom, la que fuera campeona de Andalucía de boccia en BC1, Milagros Muñoz, o el doble medallista paralímpico de boccia Jesús Fraile, conocido como Chuchi, en los Juegos de Atlanta y Atenas en BC2.
A la actividad acudió Florencio Díaz, exseleccionador de boccia nacional durante 12 años y director técnico de la Federación Española de Deportes Paralíticos Cerebrales, que explicó que “los institutos están acogiendo personas con discapacidad pero no adaptan el deporte, al igual que la universidad”.
Adaptando la realidad
Bajo el lema Deporte, innovación y discapacidad ¡es posible! esta formación se enmarca en el XX Campo de Trabajo de Deporte y Lenguajes Visuales con Personas con Discapacidad organizado por la Asociación Malagueña para la Discapacidad (Amadis).
Esta convivencia desarrolló actividades de creación artístico-visual entre los participantes y la demostración de diferentes deportes paralímpicos. “En Castilla la Mancha comenzó este campo de trabajo en el 98, pero desde hace unos años se trasladó a Málaga”, comentó el también profesor de la entidad Ayuda a la Parálisis Cerebral.
“Los deportes como la boccia requieren inteligencia, ya que son estratégicos, y hay que innovar para hacer accesible la actividad”, añadió.
Boccia, deporte paralímpico
La boccia es un deporte originario de la Antigua Grecia, recuperado en los 70 por los nórdicos para adaptarlo a las personas con discapacidades.
Es un deporte de estrategia parecido a la petanca y en él participan personas en silla de ruedas, con graves afectaciones; y está dentro del programa de los Juegos.