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Puesta de largo del Museo Ruso en Málaga con dos estrenos pictóricos

El Museo Ruso estrena por todo lo alto recorrido expositivo en Tabacalera. Los nuevos atractivos de la pinacoteca estarán protagonizados por la exposición anual Las cuatro estaciones y la temporal dedicada al grupo de artistas La Sota de Diamantes, un movimiento plástico de principios del XX

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Esta renovación de los fondos artísticos de la filial rusa fue presentada ayer durante una visita guiada por Evgenia Petrova, directora artística del Museo de San Petersburgo, quien destacó que cada temporada del año en Rusia “tiene sus particularidades”.
Según Petrova, el invierno supone una caída de las temperaturas a menos 30 grados bajo cero, pero también posee sus encantos. “Los pintores de la época plasmaban esos estados de ánimo, las emociones y las sensaciones, así como tomaban la naturaleza como un recurso para expresar su actitud hacia la vida y los problemas sociales”.

En las salas que acogen esta colección permanente suenan las cuatro estaciones de Tchaikovsky, una melodía embriagadora que acompaña la riqueza estilística de los 88 cuadros que conforman esta muestra anual que repasa esta temática en la producción plástica rusa desde el siglo XVIII hasta el reciente año 1987. 

El paisajismo ruso reúne las obras de pintores de renombre, como Levitan, Serov, Repin, Shishkin, Kustódiev y Deineka. La dureza del invierno es palpable en obras como Troika (1914), de Aleksandr Guerásimov; el gran óleo sobre lienzo  Invierno (1890), de Iván Shishkin, o Salida al mercado, de Lanceray (1870). Pero también la etapa invernal es momento de esparcimiento y juegos, como reflejan los lienzos de Borís Kustódiev Carnaval en los trineos (1916) o las piezas de Konstantín Yuón.

O las pinceladas y los trazos sutiles y vanguardistas de Bajo los viejos tilos (1910), de de Vereiski, y Manchas de luz de luna en el bosque, de Kuindzhi. Y la fuerza expresiva del bosque de Goncharova

Primavera
Llega la primavera y para algunos autores representa la irrupción de una vida nueva.  Pero esta estación aparece representada “aún con nieve”, destaca Petrova, “algo que chocará con el público español. En estas salas, el público contemplará aquellas obras de la denominada Época del Deshielo, tras la estalinismo. Son composiciones que captan la vida política y social del momento, tal y como aparece en el gran mural Movimiento de hielos, de Ivanov (1987). El estado de alegría en esos años es representado en Sol de marzo (1977), de Penushkin y Marzo alegre (1960), de Gavrílov. La primavera es el eje principal de Manzanos en flor (1930), de Malévich, y A principios de mayo, de Sídorov.

Verano
El verano fue la etapa escogida por Iván Shishkin Arroyo en un bosque de abedules (1883); el realismo de Repin En un banco de césped (1876); El paisaje con iglesia (1922) y Espigones en el Volga (1921), de Kuprín; el retrato de la mujer y la hija recién nacida de Kustódiev y su impresionismo en El Baño (1912). La gran expresividad del arcoiris de Kuindzhi; Vastedad (1944), de Deineka, y el Baño de los caballos (1938), de Plastov, son otras de las composiciones más llamativas del montaje.

El otoño también conmovió a los autores rusos. Esta inspiración la encontraron en los caminos otoñales sumidos en la espesa niebla de Lodazal de otoño (1872), de Kuindzhi; la Cuenca del río. Otoño (1896), de Isaak Levitán, que muestra un gran refinamiento lírico; el Otoño en el río Tosno (1920), de Rilov, y En el puente, de Korovin .

La exposición anual del Museo Ruso de San Petersburgo / Málaga  se complementa con cuatro videocreaciones realizadas ex profeso para esta muestra, cada una basada en cada estación del año. Los videoartistas Cristina Martín Lara, Leonor Serrano Rivas, David Triviño y Javier Artero han compuesto en conjunto una alegoría del tiempo y de sus cambios.

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