La inteligencia artificial (IA) "no nos quitará el curro, la personalidad ni el pensamiento", y tampoco "nos anulará", sino que puede "ayudar a que vivamos mejor y más sanos", asegura Karina Gibert, experta en esta tecnología y catedrática de la Universidad Politécnica de Cataluña.
"Las cosas nuevas siempre generan un miedo a lo desconocido y una resistencia al cambio en las personas que conocen menos el intríngulis de lo que hay detrás. Oyes que las máquinas te quitarán el trabajo y te anularán, te asustas y genera una reticencia", afirma en una entrevista con EFE Gibert, que este miércoles interviene en Málaga en las jornadas de tecnociencia FuturOn, organizadas por el centro cultural La Térmica.
El actual auge de la IA va de la mano de "una gran desarrollo de las telecomunicaciones e internet, de la tecnología 'cloud', de los supercomputadores y del internet de las cosas".
"La combinación de todo esto genera una cantidad, calidad y variedad de datos que nos permiten hacernos preguntas que antes no se nos habrían ocurrido y disponer de herramientas capaces de tomar esos datos, buscar patrones en ellos y hacer modelos predictivos y fotos de cómo funcionan las cosas".
Así, la IA servirá para, "analizando los datos de una tomografía, ver indicios de cáncer donde ningún ojo humano se entera de nada", o con el Alzheimer, "al tomar datos históricos y ser capaz de encontrar patrones, a seis meses vista podrá detectar que se desarrollará la enfermedad".
Gibert admite que, "como todas las tecnologías potentes, si se usa mal comporta riesgos", por lo que habrá que "desarrollar una manera de relacionarnos con la IA".
"Ahora estamos en un momento de tierra comanche, porque te bajas una aplicación y te han metido un espía en el móvil", apunta esta experta, que resalta que la IA no solo ofrece posibilidades en la salud, sino también en la sostenibilidad.
"Tenemos un proyecto precioso que utiliza imágenes de satélite para buscar a ballenas, seguirlas y descubrir dónde van a reproducirse las especies en extinción, para pedir que se proteja esa zona de ruidos y se reproduzcan tranquilas".
La cara oscura
Reconoce que puede tener "una cara oscura de un uso para un marketing agresivo, que toma todos tus datos de actividad en internet para decidir qué noticias te enseñan en el buscador", señala Gibert, que añade que, "si somos capaces de centrar un marco ético, las ventajas son enormes".
Resalta que Europa "tiene un gran interés en definir ese marco ético y fue pionera desde 2018 en poner a la persona en el centro, con una visión humanista".
Por el contrario, China "pone códigos QR a los móviles de sus ciudadanos y sabe si aparcan en doble fila, llegan tarde a trabajar o reciclan mal sus residuos, para multarles, en pro del bien general", y en América "el propietario de los datos no es la persona, sino la aplicación informática de los recoge, que comercia con ellos, los vende y hace lo que le da la gana".
La IA no nos dominará, porque "es verdad que tiene cierta capacidad adaptativa, aprende de lo que observa y se puede adaptar a cambios de las condiciones del contexto", pero "hasta tomar conciencia y tomar decisiones en nuestra contra hay un salto abismal", por lo que "podemos estar tranquilos".
Tampoco nos quitará el trabajo, "porque solo cubre actividades de nivel cognitivo bajo: se puede cuadrar un balance con IA, o si diagnostica tumores en tomografías no se puede prescindir del oncólogo".
Por otro lado, uno de los grandes retos de la IA es que no ensanche la brecha entre países ricos y pobres y también dentro de los propios países, y es que por ejemplo en España "todavía hay mucha brecha digital, y en la pandemia hubo gente con unas dificultades enormes para cobrar la prestación social".
Otro riesgo son los "sesgos", porque, "si no te preocupas al entrenar a la IA de que los datos representen bien al colectivo para el que trabajas, puede que la IA priorice para un lado u otro".
"Hubo un famoso caso de un selector de currículos en Amazon, al que se entrenó con los mejores trabajadores, que eran todos hombres, y la IA aprendió que todos los buenos tenían algo en común, que eran hombres. Si eras mujer, inmediatamente eras desterrada del proceso de selección de personal".
La igualdad
En este terreno de la IA hay aún "problemas terribles" en cuanto a la igualdad hombre-mujer, "primero porque la presencia de las mujeres en el sector tecnológico es bajísima". "Esto tiene un impacto directo. Es un círculo vicioso: como no hay mujeres, sus características no salen en los algoritmos, son despriorizadas en los casos de éxito y nunca acceden a puestos de responsabilidad".
Apuesta por "trabajar en dos niveles" para romper este círculo vicioso, el primero, "que las pocas mujeres que hay suban a niveles de dirección, sean visibles y estén en los foros públicos para ser referentes", y el segundo transmitir a las niñas "el interés por trabajar en estos ámbitos".
"Hay que romper el estereotipo tan inculcado de que lo suyo es cuidar de los demás, y hacerles ver que las ingenieras informáticas y las especialistas en IA cuidan mucho de los demás", ha precisado.