Tras un mes de septiembre en el que los colegios e institutos han copado todas las atenciones en cuanto a los nuevos escenarios en los que ésta se va a mover, al menos durante este año, ahora el testigo lo toman los universitarios, que tienen que afrontar este curso con unos modelos diferentes a los que se han estado implantando en los colegios e institutos.
La Universidad de Cádiz, al igual que la gran mayoría de universidades andaluzas, decidieron que lo que debía de primar por encima de todo era la mayor presencialidad posible. Y lo posible hoy en día, en el mejor de los casos, sólo contempla el 50% del aforo, lo que hace que los alumnos se turnen una semana yendo a la facultad con otra siguiendo las clases de manera online. Este es el caso de alumnos como los de la Facultad de Ciencias o la de Educación. Estos últimos ya han podido probar cómo es estar de ambas maneras, ya que llevan dos semanas de clases.
Una de las alumnas de esta facultad, comenta que “se pierde mucho tiempo ya que muchos profesores tienen que pasar lista cómo se hacía antes, uno por uno y porque tenemos que escanear un código QR de la mesa para que se sepa que estamos en esa mesa, por si pasara algo saber quién ha estado ahí y llevar el control, limpiar las mesas y sillas”. Además añade que la complicación viene con los trabajos en grupo, puesto que “se mandan durante las clases, pero no nos dejan juntarnos para realizarlos, por lo que al final terminamos haciéndolos vía Google Drive o cualquier otro método que se puede hacer en casa, por lo que estas clases presenciales que son tomadas como prácticas, están siendo difíciles de adaptar”.
Otro de los problemas que está habiendo para estos trabajos en grupo es que la UCA no ha deshabilitado en su web la posibilidad de reservar salas de trabajo, por lo que muchos alumnos, la están reservando y al llegar allí, se encuentran que están cerradas. Esta misma alumna, agradece que, a pesar de todo, hay mucha seguridad, aunque sí “hay muchos flecos que se pueden mejorar, como por ejemplo los dispensadores de gel hidroalcohólico, que están vacíos casi todos”.
A el Campus de Puerto Real se le unen los de Jerez y Cádiz, que ya están inmersos también en esta nueva normalidad dentro de las aulas. Jose María Cervilla, el delegado de este Campus ha admitido que “hay que acostumbrarse al nuevo modo de dar las clases”. En concreto este campus, tiene grupos en mitades al igual que los anteriores. Cervilla confiesa que “hay problemas a la hora de conectarse y demás, pero son cuestiones que hay que ir perfilando. El martes, por ejemplo, sólo hubo dos incidencias en unas 80 asignaturas lo que es un buen número”. Unas incidencias que, en gran parte, pasan por la configuración del sistema debido a la migración de cuentas a Gmail que deben hacer los estudiantes y que para que funcionen correctamente deben hacer también los profesores.
Una de las cuestiones que más se han denunciado por parte de muchos alumnos es la falta de uniformidad a la hora de elegir el porcentaje de presencialidad que se dará en cada facultad.
Las anteriores facultades se han acogido a los criterios que había dictado de manera general la Universidad de Cádiz, es decir, repartir a partes iguales la presencialidad y la parte online. Esto no se ha seguido en todas las facultades, como es el caso de la ETSI o la Politécnica, quienes han abogado por una enseñanza 100% online a excepción de determinadas prácticas.
Un caso parecido es el de la facultad de Ciencias del Trabajo, que es la que menos presencialidad tiene de todas las facultades de la Universidad de Cádiz. Se denuncia entre los estudiantes que no ha habido un criterio uniforme a la hora de aplicar estos planes y esto provoca resquemor entre las facultades debido a que unos sí y otro no. Además, esto se trata de algo que se puede contrastar de manera sencilla, ya que está en los planes de contingencia de los centros, publicados en los distintos medios de comunicación de las facultades.
Otro de los problemas que han surgido en estos días se ha dado con algunos de los alumnos de los dobles grados, puesto que tienen un volumen de asignaturas mayor que el del resto, al estar cursando dos grados simultáneamente. A estos alumnos se les pisaban clases online con clases presenciales. A su vez, al estar por la mañana y por la tarde, muchos de ellos se quedaban a comer en la propia facultad, algo que actualmente no se puede realizar debido a que zonas como el comedor o los microondas para calentar la comida están prohibidos, aunque según relatan algunos alumnos, las facultades con estos problemas se están afanando en solucionarlos lo antes posible.
Unas dos semanas que han dado para mucho pero que, a modo de lectura general, se puede confirmar que la Universidad de Cádiz va por el buen camino para afrontar este nuevo curso tan atípico. Mucha seguridad y muchas ganas de seguir aprendiendo... hasta nuevo aviso.