El término “camarada” remite a un ámbito muy concreto de la política, y tan apropiadamente rojo como los tonos de un cuadro de Mark Rothko. Sin embargo, la primera acepción del Diccionario de la RAE, ajena al influjo de unas siglas concretas, alude a una “persona con la que se comparten ideas, actividades o experiencias”; y define por “camaradería” a la “relación amistosa y cordial propia de buenos camaradas”. Es evidente que Pedro Pacheco, Francisco González Cabaña, José Antonio Barroso y Aurelio Romero no compartan las mismas ideas -de hecho, cada uno de ellos ha militado en partidos diferentes-, pero sí han compartido actividades y experiencias a lo largo de su trayectoria política: cabría la posibilidad de llamarlos camaradas. Y si no es así, lo que queda fuera de toda duda es su camaradería, amistosa y cordial, sostenida con el paso de los años y fortalecida por su papel protagónico en esa ahora tan denostada por algunos España de la transición.
Los cuatro han coincidido esta semana, y se han reencontrado después de mucho tiempo, gracias a un programa de televisión, Siente Cádiz, de 7 TV, que contará con su participación dentro de una tertulia mensual denominada La Resistencia. “Nos anima que se llame así”, subraya Pacheco en su primera intervención. “Somos viejos compañeros, en el sentido de los años que nos conocemos”, matiza, para que se entienda lo de “viejos”, aunque Romero hace el cálculo: suman casi 300 años. Pero a eso, en la mesa en la que acaban de sentarse, y en la que hablan entre ellos de sus nietos y de sus achaques de salud antes de empezar el directo, se le llama experiencia, capacidad de perspectiva. Y en ella predomina el respeto.
“Hoy en día, en la política española, falta grandeza y sobra mezquindad. A nosotros nos ha dado alegría vernos, nos hemos saludado con efusividad, porque hemos sido históricamente rivales en la política, que no enemigos. Eso no sucede ahora”, recalca José Antonio Barroso. Y González Cabaña lo atestigua: “Me alegro de estar ahora fuera de la política, pero no por cobardía, sino porque no comparto que la batalla política se haya apoderado de las relaciones institucionales. No son buenos tiempos para la política, cuando es lo que debería convertirse en la mejor vacuna contra el virus. No comparto cómo se está abordando institucionalmente el ejercicio de la política en la solución del problema”.
Aurelio Romero considera que “es el momento de hombres políticos con talla para que busquen soluciones entre todos. Hay personas intentando obtener réditos políticos a costa del sufrimiento de tantas familias. No quiero ir en contra de nadie, pero esto es la consecuencia de una semilla: No nos han dicho desde el principio que el virus era virulento y agresivo y que era necesario adoptar medidas sanitarias importantes. Esas mentiras son las que provocan la situación en la que estamos ahora inmersos”.
Pacheco entiende que “la bronca política, a determinados niveles, se admite, pero se ha elevado a tales niveles que el vaso se ha rebosado”. Aunque más allá de la bronca, insiste en la falta de soluciones y medidas que, en primer lugar, pongan freno al “virus de la desigualdad” que ha ocasionado una pandemia que se “ha cebado en la pobreza”. Y abre otro debate, concerniente al propio país: “España sigue siendo un proyecto inacabado. Inglaterra y Francia primero fueron estados y luego crearon un imperio. El imperio colonial español fue primero y después vino una monarquía diminuta que fue el reino de Castilla. Y luego miras hacia atrás y dices, ¿pero siempre somos un proyecto inacabado? La actitud de los partidos demuestra que esto todavía no está acabado y este proyecto tiene una hipoteca muy complicada. La de la Corona y la de la Iglesia”. Por ahí no pasa Romero: “No creo que este país tenga pendiente la hipoteca de la monarquía y la iglesia. Es un país consolidado. Yo no me siento hipotecado en absoluto. Al contrario, orgulloso del rey que tenemos, y de la Iglesia Católica, que está prestando ahora un servicio extraordinario”.
Barroso, por su parte, sí entiende que la pandemia lo que “pone en cuestión es el modelo, el sistema” que “abrazan los dos grandes partidos, PSOE y PP”. Y le interrumpe Cabaña: “Pepe, aquí el modelo lo abraza todo el mundo en cuanto tiene un escaño”. Aunque eso no le desvía de la conclusión a la que quiere llegar: “En España se sustituyó el modelo existente antes de entrar en la CEE por otro basado en el sector servicios. Los países industriales fueron más capaces de hacer frente a la crisis de 2008 y ahora a la de la pandemia. ¿Por qué hay más gente afectada en este momento en España? Por una razón muy simple, porque nuestra economía depende de la movilidad, del sector terciario”.
Y Pacheco coincide: “No se puede hacer más de lo mismo. Europa nos va a exigir un cambio, o si no no hay un duro”. Romero, en cualquier caso, es “optimista”, y Cabaña confía en que no se vuelvan a repetir los mismos errores.
Francisco González Cabaña: “No reconozco a mi partido cuando se pone a hacer nueva política”
“La política necesita actitudes diferentes a las del líder de la oposición, que se dedica a jugar a la deslealtad con el gobierno de España. Eso es nueva política en un viejo partido. Yo no reconozco a mi partido cuando se pone a hacer nueva política, como ahora, por ejemplo”
Pedro Pacheco: “Lo preocupante es que se quitan la culpa y se la echan a los ciudadanos”
“La bronca política a determinados niveles se admite, pero se ha elevado a tales niveles que el vaso se ha rebosado. Pero lo preocupante no es que los partidos mayoritarios estén en esa bronca, es que se quitan la culpa y se la echan a los ciudadanos. Eso es muy preocupante”.
Aurelio Romero: “Es el momento de la política con mayúsculas, no del politiqueo”
“Creo que es el momento de la política con mayúsculas, de hombres políticos con talla para que busquen soluciones entre todos. No es el momento del politiqueo. Hay personas intentando obtener réditos políticos a costa del sufrimiento de tantas familias”.
José Antonio Barroso: “Esta pandemia está haciendo que se vean las costuras del sistema”
“Esta pandemia está haciendo que se vean las costuras del sistema, que se vea la merma en inversión pública en los últimos años, en educación y en sanidad. Vemos la necesidad de lo público frente a lo privado, frente al neoliberalismo”.