La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla elige cada año una ciudad para que sus alumnos de quinto curso redacten proyectos de intervención y regeneración urbanística en determinados espacios singulares. Este año, y de la mano de Ramón González de la Peña, director del Servicio de Ejecución de la Edificación del Área Municipal de Urbanismo, la ETSA de Sevilla y el Ayuntamiento de Jerez han sellado un convenio de colaboración para desarrollar esta iniciativa de estudio y práctica en dos enclaves del centro de la ciudad: la antigua fábrica de botellas y los jardines del antiguo convento de La Merced, en la calle Cristal, en pleno barrio de Santiago.
Tras una primera visita física a los enclaves seleccionados, los alumnos han tenido buena parte del curso para redactar sus proyectos que, una vez culminados y puntuados, se encuentran expuestos al público durante todo la primera quincena de julio en el Claustro de Novicios del antiguo Convento de San Agustín, en el edificio de oficinas de la Delegación de Urbanismo. La muestra se compone de un total de 45 maquetas y paneles de presentación, 26 dedicados al proyecto de Santiago y 19 al de la antigua fábrica de botellas, en los que los estudiantes han plasmado sus ideas de intervención en ambos espacios de gran valor urbano de Jerez y que actualmente se encuentran en desuso.
Para elaborar sus proyectos, los alumnos han realizado varias visitas a ambas localizaciones, al objeto de poder llevar a cabo los estudios previos correspondientes. Asimismo, para sus ejercicios han contado con las aportaciones realizadas en dos workshops desarrollados con alumnos y profesores de las universidades de Harbin (China) y de La Sapienza de Roma (Italia), que también estuvieron con antelación en la ciudad.
“Desde la Escuela Técnica Superior nos pidieron localizaciones donde trabajar, y propuse estas dos”, explica González de la Peña. “La primera es el vacío de la fábrica de botellas, que cuando se recupere la promoción inmobiliaria va a ser un lugar central para la ciudad, y al que el PGOU le ha otorgado una edificabilidad muy potente”.
La segunda es la de los jardines de la calle Cristal, “que tienen muchos aspectos sobre los que trabajar. Para empezar está en un barrio bastante degradado por desgracia, el barrio de Santiago, que necesita un impulso y que el Ayuntamiento intervenga en la zona para ir generando un futuro más acogedor, más amable para la zona. Es un espacio, propiedad municipal, con unos jardines históricos, una vegetación maravillosa y con unos elementos arquitectónicos de mucho interés, como el molino, la propia bodega de la calle Romero Palomo, que es propiedad de Emuvijesa, y a la que hay que encontrar el uso y se está deteriorando. También hay construcciones interiores de interés e interesaba ver qué ideas podían desarrollar los estudiantes”.
Con respecto al primero de los proyectos, el de los terrenos de la fábrica de botellas, González de la Peña recuerda que ya se había planteado convocar un concurso de ideas para arquitectos profesionales junto con la propietaria del inmueble, Saint Gobain, “pero me parecía muy interesante que los alumnos de Arquitectura trabajaran sobre ese solar y encontraran la manera de ordenarlo, y ver qué hacer con las chimeneas y con los elementos protegidos por el Plan, y éste es el resultado”. En su opinión, “unos son más viables que otros, unos más soñadores que otros, pero debajo de todo eso hay un trabajo muy potente de ver qué pasa con ese solar en la ciudad, así como sobre su relación con los barrios que lo rodean. Hay en todos los trabajos una reflexión sobre la tipología, y sobre la densidad”.
Y entre esas reflexiones subraya algunas constantes, como que la mayoría de trabajos “hacen desaparecer el coche fuera de toda la plataforma. Es como una innovación en una manzana tan grande, y eso es una cosa que ahí queda y no sabemos qué pasará cuando se ponga en carga”, en alusión a la posible influencia de este tipo de ideas en la futura redacción de proyectos encaminados a la recuperación de este enorme espacio. En este sentido, recalca que , al ser una superficie tan grande, “admite muchas edificaciones, pero también mucho espacio libre, y no para llenarlo de coches, sino de jardines, de veladores, de pistas deportivas...”, tomando como referencia algunas de las ideas recogidas en los proyectos presentados.
“Hay casi veinte propuestas, algunas más acertadas que otras; precisamente son las que han obtenido las calificaciones más altas”, resalta el director de servicio del área de Urbanismo, quien considera muy importante el hecho de poder exhibir ahora todos estos trabajos “para que los ciudadanos los vean” y con la esperanza de que “a nosotros nos servirá de cara a lo que se planteará en el futuro”.
En total, la parcela de la antigua fábrica de botellas se extiende sobre una superficie de más de 127.000 metros cuadrados, en cuyo interior aún se encuentra en pie el depósito, la nave, las chimeneas -uno de los espacios protegidos- y la bodega.
Con respecto al proyecto de los jardines, González de la Peña sí apunta que con el anterior delegado de Urbanismo, Francisco Camas, “ya se habló alguna estrategia para intervenir, que habrá que revisar ahora con el nuevo delegado, José Antonio Díaz. Ya hay una propuesta elaborada para esa zona y si la considera viable trabajaremos de lleno en el proyecto”, al tratarse de un espacio público y propiedad del Ayuntamiento.
Sobre los proyectos presentados para intervenir en este segundo espacio, destaca que “hay quien ha entendido muy bien el problema y ha buscado soluciones muy interesantes para que el espacio tenga su fachada, no traseras de otros edificios, así como ver la manera de conservar y dar uso a otros espacios interiores para completar el entorno. También el tratamiento autónomo de las piezas más importantes está muy bien, así como el hecho de plantear aperturas y accesos al jardín desde diferentes puntos, para que no se contemple como un recinto cerrado, sino como futura zona verde muy penetrable”.
Las propuestas
A lo largo de la exposición, además de las maquetas, podemos encontrar los paneles con los planos, las recreaciones virtuales y las explicaciones que dan sobre su trabajo los diferentes alumnos, que en muchos casos abordan el proyecto de la fábrica de botellas como si se tratara de “una isla” dentro de la ciudad o “una ciudad dentro de una ciudad”, siguiendo las influencias de Le Corbussier, muy presente en muchos de los edificios de viviendas diseñados para este espacio en concreto -en algunos se habla de hasta casi 800 viviendas-.
Así, junto a la tendencia de evitar la invasión de vehículos motorizados -se ofrece como solución el acceso a aparcamientos subterráneos que conectan con cada una de las viviendas-, hay muchas coincidencias a la hora de distinguir entre las áreas residenciales y los equipamientos posibles, entre los que se alude a la construcción de bibliotecas, colegios, un mercado, un museo y hasta un edificio de oficinas. Se da asimismo una enorme importancia a la creación de espacios verdes y zonas de esparcimiento, incluso con uso escénico, así como diferencias zonas de uso público de otras de uso privado. También hay quien propone la creación de un centro cívico y destinar una de las naves existentes a un centro de interpretación en el que se hable del pasado de la fábrica de botellas.
Sobre el proyecto del jardín de la calle Cristal también hay muchas coincidencias a la hora de desarrollar los distintos usos de los espacios disponibles, todos ellos en torno a la zona ajardinada. Entre ellos está el antiguo molino de aceite -sede de una guardería- y la bodega -para centro cívico-, siempre con el objetivo de convertirlo en un lugar abierto a la ciudadanía y que vaya en beneficio del propio vecindario e incluso del mismo barrio de Santiago.