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El depósito de Pajarete empezará a funcionar el 7 de septiembre

El proyecto, que ejecuta Emalgesa, ha sido presupuestado en 60.000 euros

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  • Los accesos al depósito de Pajarete están siendo acondicionados. -
  • Trabajos financiados por tres promotoras de la zona
  • Tratamiento interior para adaptar las instalaciones a la normativa
Las obras que la empresa municipal de aguas (Emalgesa) realiza en el depósito de Pajarete estarán finalizadas el próximo día 7 de septiembre, según adelantó ayer a este diario en gerente de la empresa, Enrique Reina.

Los trabajos que se realizan han consistido en reparar el desagüe del depósito, se ha llevado la energía eléctrica, reparado el cerramiento, así como camino de acceso y tratamiento interior conforme a la normativa comunitaria.


Como adelantó este diario, el problema relacionado con la reparación del depósito de agua de Pajarete fue desbloqueado, por parte de los promotores que debían hacerse cargo de los arreglos del mismo.

Por esta circunstancia, Emalgesa estuvo en conversaciones con Agropeninsular, la promotora San José y la inmobiliaria Echeverría, las tres empresas que debían hacer frente a los trabajos, que  fueron presupuestados en 60.000 euros.

Reina puso de manifiesto que en la actualidad, “ya se llevan a cabo las labores de acondicionamiento de los accesos” por lo que sólo restan por ejecutar algunas partes del proyecto.

La necesidad de la reparación del depósito de Pajarete fue planteada a raíz de la denuncia realizada por los vecinos de la urbanización Mirador de la Bahía, con respecto a las carencias que padecen en el suministro de agua, porque, según aseguraban, Emalgesa no había recepcionado el depósito de Pajarete. 

Imprevisibles cortes
En concreto, los denunciantes aseveraron que las urbanizaciones Mirador de la Bahía y Doña Lola, “siguen con agua de obra y soportando reiterados e imprevisibles cortes que hacen insostenible la habitabilidad de los inmuebles, ubicados según el Ayuntamiento en la nueva zona de referencia de la ciudad”.

Además, los residentes en dichas urbanizaciones afirmaban que numerosas familias vivían sin saber “si el agua que sale de sus grifos es apta o no para su consumo, por el hedor que desprende, después de pasar por varios depósitos de las constructoras”.

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