Juan Meira ya ha pisado tierras italianas. Lo hizo el pasado jueves, dejando atrás a Cannes y 24 horas antes de que se cumpliera un mes de su partida desde el centro de Jerez con destino a Roma a bordo de su bicicleta plegable, su mejor compañera de fatigas en esta aventura solidaria a favor de los enfermos de fibrosis quística. Un reto personal al que hace 14 días se sumó Pedro, buen amigo del joven jerezano, también aficionado a hacer viajes en bicicleta, que se sumó a este reto desde Barcelona. Con más de 2.300 kilómetros en el cuerpo, el cansancio empieza a hacer mella, pero el “subidón” de ver cómo su bicicleta “con la que todos los días voy a trabajar” le está permitiendo disfrutar de los impresionantes paisajes -ayer le tocaba los de la ciudad costera de Génova- puede más que el dolor de sus músculos cuando se sienta en el suelo a descansar.
A veces ni siquiera se cree que esté viviendo este viaje “tan especial” y el “más exigente” hasta ahora de los que ha realizado sobre una bicicleta “con tan pocas prestaciones y poca velocidad” superando puertos de montaña, frente al escepticismo de algún que otro ciclista con el que él y Pedro han coincidido. “Te miran como diciendo que hacen esos locos metidos aquí, pero yo digo que a día de hoy hay que subir ya lo que sea”. Como su cuerpo, también su “medio de transporte” empieza a acusar los miles de kilómetros recorridos para dar visibilidad a la patología que padece su amiga Paz.
“La parte de atrás de la bici ya me está avisando de que no me mueva demasiado, el otro día se me partió un pedal. Aunque “ha habido cosillas” -inclusive una aparatosa caída con la que se “reventó” la pierna de la que ya se ha recuperado- hasta ahora no he tenido ningún pinchazo”. Lo tiene clarísimo: su propósito es “dejarse llevar” pero sin dejar nunca de “pedalear”, una premisa que ha mantenido desde el principio, de ahí que no haya descansado ni un día durante este mes. “Me he encontrado con gente maravillosa, y si vamos a un sitio y queremos conocer o comer algo en concreto, nos paramos -como hicieron para vivir las fiestas de Nimes, en Francia, pero siempre sabiendo que “hay que partir”. Prefiere pensar en el “día a día”, de hecho ni siquiera saben donde van a dormir, y a lo largo de este mes han hecho a la intemperie, en parques o detrás de aparcamientos de grandes superficies. El caso es descansar.
De momento han ganado tiempo respecto a sus planes iniciales, y por eso ya se han atrevido a poner fecha para su llegada a Roma: el 5 de octubre, unos días antes de lo previsto. Prefieren tener cierto margen “por si llueve” u ocurre cualquier imprevisto, pero tenía que cerrar una fecha para que las familias se sacaran el billete de avión para llegar a Roma. Todos, y por supuesto su amiga Paz, quieren ser testigos privilegiados de este momento, aunque Juan ya ha previsto que una vez que en el regreso el vuelo lo deje en Málaga, el camino de regreso a Jerez volverá a hacerlo pedaleando. Mientras tanto, el reto que se marcaron Paz y él de llegar a los 9.000 euros en la campaña de recogida de fondos para la Fderación Española de Fibrosis Quística a través de la página web (2plega2.com) también va por buen camino con más de 6.100 euros recolectados en donativos. Tanto a esta cifra como a Juan le resta el último tirón para conseguir cumplir otro de sus sueños y seguir viviéndolo con la misma intensidad que hasta ahora.