Será por debatir. La foto de la guiri montada a caballo que aparecía ayer en Viva Jerez no agradó a todos. A muchos les pareció una propaganda contraria a los intereses de realzar la feria, pero no caben dudas de que estamos para informar y para formar y qué mejor manera de formar que lamentando lo que no debería suceder. Y esa imagen, por el bien de nuestro caché ferial, no debe volver a producirse. Y escrito esto entramos en ese debate de si la feria de día le está ganando a la noche.
Que la noche de feria antes ganaba por goleada y ahora gusta una feria de día, aunque alargadita que diría José Argudo, de González Byass, por aquello de ver la luz de un real que luce espléndido. Y es que las modas cambian y la sociedad también. Antes estaba uno deseando terminar el trabajo vespertino para irse al real y, si acaso, lo pisaba, a mediodía, el sábado.
Pero todo ha cambiado. Jerez se va de fiesta, las comidas de amigos, de compañeros de trabajo, de jerezanos en la diáspora y de familiares se celebran a mediodía y cuando llega la noche ya los bolsillos se encuentran aniquilados, las fuerzas flaquean y se piensa en el mañana, que hay que trabajar.
Antes también se trabajaba, pero a lo mejor llegabas, te duchabas y te marchabas al encuentro de tu lugar habitual de trabajo con la cara echa un cromo, con los ojos semiabiertos y todo porque era feria. También es cierto que era una feria mucho más corta. El encendido era el martes por la noche y el miércoles se decía que era el primer día y los caballos no llegaban hasta el final de semana.
Antes era una feria distinta, diferente, más recoleta, más pequeña, con mucho bullicio en las noches de viernes y sábado y muy poca gente a mediodía.