A dos meses para que 2015 expire, los terrenos de la antigua cárcel destinados a la futura comisaría de la Policía Nacional siguen con los mismos jaramagos que hace un año, y conviviendo con una obra al lado también parada, la de la nueva Jefatura del 092. En este caso sí hay un edificio levantado que hay que acondicionar y terminar, además de urbanizar toda la zona, pero los funcionarios del 091 siguen sin ver color a su reivindicado proyecto de las nuevas dependencias policiales.
Así lo lamentó ayer el secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP), Sacrificio Martínez, que tiene claro que el año va a terminar “sin mover ni una pala de arena en los terrenos” de una actuación que, según los planes del Ministerio del Interior, ya tendría que haber salido a licitación. “Vamos a volver a pedir explicaciones, porque en su momento se dijo que había una partida presupuestaria para la Comisaría; esperemos que esto no forme parte de un programa electoral y se quede ahí”, señaló en declaraciones a este periódico. Mucho se temen que antes de que acabe el año “no va a haber nada” y de darse novedades no será hasta a partir de febrero, por eso desde el sindicato tienen claro que van a “incidir” para que esta obra no vuelva a quedarse en el cajón.
Y es que hace justamente un año se conocía que por primera vez el Gobierno de la Nación había reservado una cuantía en lo presupuestos del ejercicio de 2015 en una partida destinada a la Secretaría del Estado de Seguridad.
El encargado de dar buena nueva era el diputado del PP Aurelio Romero, que advertía que este último departamento estatal contemplaba nueve millones de euros para esta obra en Jerez. Unas cifras de las que al presente ejercicio 2015 le correspondería “de 1 a 2 millones de euros”. El diputado jerezano realizaba estas declaraciones en octubre de 2014 y aseguraba que el proyecto estaba “para licitarse” con una previsión de ejecución de 18 a 24 meses. Un año después todo sigue igual y colocar la primera piedra en este año, como pretendía la exalcaldesa María José García-Pelayo, es casi una misión imposible.
