El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso presentado en su día por la constructora Inmojasan S.A. contra una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Cádiz que le condenaba a abonar una indemnización de 1,6 millones al colectivo de afectados por el retraso de la entrada de las viviendas del residencial Europa.
e este modo finaliza la larga batalla judicial librada por un colectivo integrado por 108 propietarios que debió esperar varios años más de lo previsto para recepcionar las viviendas que habían adquirido, lo que les ocasionó innumerables problemas.
La sentencia entiende que la promotora demandada incumplió los plazos pactados para la entrega de las viviendas en los contratos privados de compraventa suscritos con los miembros de la asociación de afectados. La promotora, a su vez, había solicitado que se declarase la falta de legitimación activa de la asociación de afectados, así como la improcedencia de la indemnización por daños y perjuicios debida al retraso en la entrega de las viviendas, argumentando que el contrato se encontraba “en situación de ser cumplido”.
Ninguno de estos argumentos ha sido tenido en consideración por el Tribunal Supremo, que ha desestimado los recursos de la promotora y atendido la demanda de los vecinos.
En todo caso, a lo largo del procedimiento judicial, Inmojasan S.A. ha evitado abonar a cada miembro de la asociación una cantidad de 6.000 euros por el daño moral que supuestamente había provocado la imposibilidad de acceder a las viviendas adquiridas en tiempo y forma.
La promotora también trató de evitar el pago argumentando falta de legitimación del colectivo de afectados para plantear la demanda. En este sentido, la sentencia de la Audiencia Provincial entiende que pueden personarse en este tipo de procesos grupos de consumidores o usuarios afectados por un hecho dañoso cuando los individuos que los compongan estén determinados o sean fácilmente determinables, un requisito que se cumplía al existir un listado pormenorizado.
Varios años esperando acceder a sus viviendas
Los propietarios de los edificios París y Roma del residencial Europa debieron superar un largo calvario para acceder a sus viviendas, que teóricamente debían haber recepcionado en 2006, debiendo transcurrir un lustro de esa fecha para lograr el objetivo. Los problemas surgieron cuando la promotora empezó a tener problemas económicos, lo que le impidió hacer frente a los trabajos comprometidos y a sus propios compromisos bancarios.
Las obras sufrieron reiteradas interrupciones, condicionando el quehacer diario de muchos de los compradores, que habían vendido sus viviendas precisamente para trasladarse a este residencial y que debieron vivir de alquiler o en domicilios de otros familiares. Ahora finaliza el calvario para todos ellos.
