Afanas Jerez cumple cincuenta años en el próximo mes de octubre (nació en el décimo mes del año 1964) con las dificultades propias “de las asociaciones que trabajamos en pro y en beneficio de personas con discapacidades”, resaltaba el presidente de la Asociación en nuestra ciudad, Flaviano Valencia, que está en el puesto desde el año 1995. Casi veinte años y ahora con el problema “de la falta de ayudas por parte de la Administración y como consecuencia de esta crisis que nos embarga a todos. Por nuestra parte estamos intentando amortiguar estos momentos tan difíciles, pero en algunos casos nos vemos impedidos de admitir a personas, cuyos familiares quieren que se integren en Afanas, pero no las podemos atender porque no se conciertan plazas. Nuestros medios son las plazas que se pueden concertar con la Junta de Andalucía y si la Junta de Andalucía paraliza totalmente los ingresos y los conciertos qué podemos hacer. Lo que no queremos hacer es facilitar la entrada de personas en nuestros centros y que a la semana tengamos que llamar a sus familiares para decirles que no pueden seguir porque no se han concertado las plazas”.
La falta de conciertos es uno de los problemas que se afrontan, así como el cobro con retraso de “hasta cuatro meses como mínimo” de las subvenciones que tienen que llegar desde las distintas Administraciones.
La situación, sin embargo, no es tan dramática como en Cádiz, donde el centro de Afanas corre, incluso, peligro de cierre. Flaviano Valencia indica que “aquí no hemos llegado a esta situación. Pero sí hemos tenido que reducir, con gran pena por mi parte y con una gran preocupación por parte de todos, personal. Como tampoco existen conciertos respecto a los centros de Formación Profesional y de Empleo, ha llegado un momento en que, como no cobrábamos nada, hemos tenido que disminuir personal y reducirlo en nueve personas. Es un quebranto para una Asociación cuyo principal objetivo, según viene recogido en los estatutos, es fomentar la enseñanza y trabajar por personas con discapacidad intelectual, que tengamos que decir que no podemos continuar de esta manera y que hay que despedir a nueve personas. Lo hemos hecho porque, en caso contrario, nos hubiésemos visto obligados no a despedir a nueve, sino a las veinticuatro personas con las que contábamos en el Centro Especial de Empleo”.
Y es que Afanas en Jerez mantiene a unos “noventa trabajadores. Afanas es una de las empresas más importantes que hay en la ciudad. Qué empresa tiene dada de altas a noventa personas. Eso lo digo siempre que tengo la oportunidad de estar en contacto con personas de las distintas Administraciones, indicándole la necesidad de la ayuda. Y es que, eso está escrito, eso está publicado, cualquier Centro Público le cuesta a la Administración tres veces más que los concertados. Eso es así y es la necesidad de ayuda que tenemos. Es cierto que cuando hablamos con las Administraciones se les ve la intención de ayudar, pero si tampoco disponen de medios”.
Unos noventa mil euros mensuales es la nómina de Afanas, que paga Afanas. Hay unos doscientos usuarios “algo más” y el presupuesto anual de la institución está en torno “a los 2.600.000 euros” que salen “de las plazas concertadas, lo que aportan los socios y ayudas de particulares, del ramo empresarial, de artistas que celebran festivales, de loterías. Muchos problemas, ya que no dependemos de nosotros mismos sino de las Administraciones”.
Lo que queda, después de esta labor y de los muchos quebraderos de cabeza que conlleva una institución de este tipo, “es la satisfacción del trabajo realizado y de ver a los usuarios contentos y satisfechos. Y lo hablo por la propia experiencia de mi hija, con síndrome de down y que está acogida en el centro. Ella está deseando venir al Colegio”.
De los doscientos usuarios con que cuenta Afanas, treinta y cinco son “internos” que una vez terminada la hora escolar, las 17 horas, se marchan a la Residencia María Dacia González Gordon. La mayoría de los usuarios llegan y salen del centro en “autobuses que tenemos concertados con una empresa de El Puerto, aunque otros vienen en los coches particulares de sus familiares. Yo, por ejemplo, traigo todos los días en el coche a mi hija”.
Los alumnos están hasta las 17 horas en un Colegio donde desayunan, donde almuerzan y donde trabajan en los talleres de formación ocupacional como son los de “carpintería, la granja, costura, manualidades, cocina, lavandería”
reconocimiento municipal
Los Museos de la Atalaya acogieron el pasado día 14 el acto institucional del cincuenta aniversario de la Asociación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual (Afanas) que contó con la presencia de autoridades, usuarios, familiares, empleados y voluntarios de la entidad. cuenta años después Afanas Jerez forma parte de un amplio movimiento asociativo, aglutinado a nivel provincial en la Federación Provincial de personas con discapacidad intelectual, parálisis cerebral y autismo de Cádiz (Feproami) a nivel autonómico Feaps Andalucía y a nivel estatal Feaps.
Tras cincuenta años de esfuerzo Afanas ha puesto en marcha recursos tan importantes y necesarios como la atención temprana, el colegio de educación especial, la unidades de estancia diurna (que lleva el nombre de María Dacia González Gordon, gracias a us tremenda labor en pro de la Asociación) el centro especial de empleo, las residencias, talleres de integración, fundación tutelar, programas de respiro familiar, servicio de atención a familias, programas de ocio, deporte inclusivo, de formación profesional para el empleo y autogestores, entre otros. En 1987 abrió los talleres de integración. Más tarde la residencia y una unidad de estancia diurna para personas. En 1997, el centro especial de empleo. Tres años más tarde se constituye la Fundación Tutelar y en 2003 se inaugura la Residencia de Adultos.
En octubre se presentará el libro Historia de Afanas de Jerez y el 5 de diciembre, concierto de Ismael Jordi en el Villamarta.
José Belmonte, Francisco Sampalo y Antonio
Villar, los artífices del nacimiento de Afanas
Las personas con discapacidad intelectual, allá por los años 60, eran atendidas en sus casas, prácticamente estaban condenados a no salir de ellas cuando lo ideal es que tuviesen, dentro de sus posibilidades, una formación y también una formación ocupacional. En el año 64 hay tres personas que son las que quieren poner en valor la dignidad y los derechos de los discapacitados como fueron “José Belmonte, que era concejal de Fiestas del Ayuntamiento, Francisco Sampalo, que trabajaba en el Banco de España, y Antonio Villar, que lo hacía en Colonización y, a la postre, fue el primer de la Asociación. Villar tenía un hijo, Fernando, con parálisis cerebral. Se reunieron y pensaron que lo ideal era poner en marcha un colegio donde los chicos y chicas con discapacidad pudieran recibir una formación que pudiesen asimilar y, al mismo tiempo, relacionar a estas personas con la sociedad y viceversa,. Se hizo un baremo de las personas que había con discapacidad intelectual en edad escolar para ver qué se podía hacer y así se abrió, creo que fue en el 68 ó 69, el primer colegio en un chalet de la Cañada de la Feria, hoy Avenida de Europa. Había ocho profesores, entre ellas Marie,le Ryder que luego sería fundamental en la Asociación”. A partir de ese momento se empieza a dar a conocer a la sociedad la Asociación y sus objetivos, según comenta Flaviano Valencia, de que “se respete la dignidad y los derechos de estas personas, intentando mejorar su calidad de vida, la de su entorno familiar y, fundamentalmente, su integración en la sociedad tanto laboral como social, tras haber adquirido una formación anterior”.
Por aquellas fechas se construyó el Centro Ocupacional, donde actualmente está Afanas, bajo la dirección del arquitecto Manuel Riquelme y en unos terrenos “propiedad de Carlos González Gordon, ya que Afanas ni tenía terrenos, ni tampoco dinero para adquirirlos. El Ministerio vio bien la idea pero nos pedía unos terrenos, que fueron estos. El primer director del Centro fue José Antonio Luna”.
“Plantar cara a las necesidades de gente mayor”, reto a seguir
La realidad de Afanas Jerez está ahí, pero “aunque esté feo que lo diga yo, en los últimos años hemos avanzado bastante, pero no podemos quedarnos ahí. Hay que seguir trabajando, porque todo lo que se ha logrado ha sido gracias a la labor de todos los directivos que esta Asociación ha tenido desde sus inicios. Después de Antonio Villar estuvo de presidente Francisco Javier Izquierdo y como tesorero, Pepe Gijón. Ambos eran directivos de la Caja de Ahorros de Jerez, eran personas muy preparadas y vieron la Asociación desde un punto de vista diferente, como una empresa, entre comillas, y decidieron darle un giro de 180 grados y empezaron a moverse como debían de hacerlo. Aquello hizo que Afanas experimentase un gran auge. Entró también Luis Benvenuty como gerente y se fueron consiguiendo unos logros. Se dieron charlas de personal discapacitado en sus barrios, con con la organización de la Asociación de Vecinos de la zona ur y se fueron haciendo cosas. También es fundamental la relación que tenemos con la Universidad, con convenios que se están haciendo desde al año 1995 para dar soluciones a estas personas. Mire, ahora las personas van avanzando en edad y presentan unos problemas que no teníamos. Para ello tenemos que formarnos para comenzar a presentarle cara a ese problema”.
Quizá el atender a personas que ya avanzan en edad y que llevan muchos años en el Centro sera el gran proyecto que se tiene que realizar de forma inmediata. Proyectos y realidades que Flaviano Valencia quiere resaltara que “se ha conseguid gracias a la labor de dos mujeres. Una de ellas es María Dacia González Gordon que está volcada y que ha sido clave. Clave por su trabajo y por su respaldo personal. También Mariele Ryder, que fue concejal de Bienestar Social en aquellos primeros años y que nos ayuda, colabora y que nos marca la pauta a seguir dentro del trabajo de toda la directiva. Y no se me puede olvidar una persona que nos ayudó muchísimo y que fue Mercedes Domecq, la esposa de Fermín Bohórquez, que hacía aquellos festivales taurinos que nos dejaban muy buenos beneficios. Ya no se hacen porque estas personas no tienen que depender de la beneficencia, sino que tienen unas obligaciones, pero también tienen unos derechos”.