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“Señores, no es el juicio de Pacheco”

La vista contra Sánchez que ha acogido la Audiencia Provincial durante casi toda la semana ha dejado gestos y diferentes lecturas susceptibles de analizar y ha supuesto el debut de la socialista en un banquillo al que tendrá que volver varias veces este año

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  • Sánchez con los imputados. -

"Ahora me toca hablar a mí. Que tengo ganas”. Este aviso era el que daba por lo bajini la exalcaldesa Pilar Sánchez a  su marido desde el banquillo de los acusado y girándose hacia el público en la sala el pasado jueves aprovechando el momento en el que el tribunal daba por terminadas las exposiciones finales de los abogados en el juicio del ‘caso asesores’ (II). Tocaba dar la última oportunidad a los procesados de decir unas palabras antes de que su causa quedara vista para sentencia y Sánchez se quedó a gusto refiriéndose -como ha hecho en toda la vista- “a la persona que me acusa” (por Pacheco). Lo hizo serena y, a diferencia de en su comparecencia como testigo en el juicio contra el exalcalde en abril por el que este fue finalmente condenado, sin que el magistrado tuviera que pedirle en ningún momento que alzara el tono de voz.

Su actitud no tenía nada que ver con lo que ocurría en la misma sala de la sección octava de la Audiencia Provincial de Cádiz cuando Sánchez declaró por la denuncia que presentó ante la Fiscalía Anticorrupción con Pedro Pacheco y López justamente detrás sentados en el banquillo donde ha estado ella esta semana. A lo largo de estos últimos días, ella les ha relevado mucho más acompañada, con los cinco militantes presuntamente enchufados del PSOE y el técnico del Serjil que, según la acusación popular que ejercía Pacheco, contrató de forma irregular aprovechándose de su cargo de alcaldesa.

Además, Sánchez tampoco se ha molestado en disimular la poca conexión que hoy en día mantiene con algunos de ellos. Es el caso de la exdelegada de su Gobierno local, África Becerra, cuya contratación como técnico de Medio Ambiente se cuestiona ahora, a la que situó en “otra familia o sensibilidad” del PSOE, como así le llamó su abogado Juan Pedro Cosano, para demostrar la falta de “relación de amistad o personal” que mantenía con ella y justificar así que no recomendó su contratación. No obstante, por muy lejana que  fuera esa “familia” del PSOE, luego contaría con ella para su proyecto de Gobierno, por lo que no se entiende este afán por querer mostrar ahora una nula relación con Becerra.



Lo mismo ocurrió cuando se refirió a Rubén Pérez, el militante socialista que encumbró en la parte más crítica del PSOE. De él incluso dijo que “personalmente no le gustó” que le hubieran elegido para el puesto de delineante que ofertó el Ayuntamiento y cuya preselección se hizo también en el Serjil (Servicio de Inserción Laboral Jerezano). La propia Dolores Caravaca, también imputada como cooperadora necesaria por haberse beneficiado de una contratación presuntamente irregular, se lo puso algo más fácil cuando declaró. Sánchez dijo poco más que la “conocía” del movimiento vecinal, sin que ello implicara relación alguna, mientras que Caravaca aseguró que “tenía sus discrepancias con Pilar” y no dudó en pedirle disculpas y mirarla cuando hizo esta afirmación al término de su declaración para volver al banquillo. El último día del juicio rompió a llorar cuando terminó la vista, no sin antes defender  ante el juez que aunque no tenía “una gran titulación” pero “sí muchas ganas de trabajar” ante el “machaque” que dice haber sufrido estos años.

Sonrisas y lágrimas
Totalmente diferente ha sido la relación que ha mostrado Sánchez con Francisco Gil y Charo Cano, los dos imputados  por beneficiarse de contratos de alta dirección también cuestionados en este proceso. Aunque en la misma tónica que los anteriores, la exalcaldesa negó relación de “amistad o personal” más allá de haber recurrido a ellos por sus referencias “profesionales”, durante la vista ha sido manifiesta su buena relación con ambos y especialmente con Gil,  muy delicado de salud, y a quien se le quebró la voz cuando le narró al juez su encuentro con Pacheco el pasado miércoles cuando desayunaba. “Me dijo que lo sentía mucho, que esto no iba conmigo y se me vino el mundo encima”.


Lo que no puede negarse a estas alturas es que aunque ni siquiera ha declarado en la vista porque tanto acusación como algunas defensas renunciaron a su testimonio como testigo (por mucho que otros letrados se empeñaran de hablar de la “espantada” del exalcalde), Pacheco ha vuelto a ser el protagonista en la sombra. De hecho, hasta el juez en más de una ocasión tuvo que llamar la atención a los letrados. “Señores, no es el juicio de Pacheco”, les recordó, después de que en diversas ocasiones saliera  a relucir la  gestión en el Ayuntamiento por la que ha sido condenado.

Recurrente también fueron por parte de las defensas las alusiones a su afán por “vengarse” de su exsocia del Gobierno judicializando también su gestión y los “méritos” del líder de Foro Ciudadano para pagar las costas del proceso. El broche de oro fue el refranero de lo más locuaz con el que volvieron a cargar contra el exalcalde. De casi 24 años de prisión, a Sánchez le piden ahora cinco por malversación y diez de inhabilitación. El juez decide.

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