Sólo ha pasado una semana desde que Miriam Tamayo, con tan solo 21 años, encontrara la muerte en plena calle presuntamente a manos de su ex pareja y padre de su hijo Germán J.G, pero ni su familia ni su círculo de amigos y personas incluso que no llegaron a conocerla en vida están dispuestos a que este crimen se olvide.
Como ya ocurrió con Jairo, el menor apuñalado en el botellódromo el pasado verano, lo que empezó como una forma de rendirle homenaje a las pocas horas de su trágico final, con alguna flor, se ha convertido en un simbólico altar perfectamente cuidado con velas, ramos y estampas religiosas que cada noche ilumina su recuerdo, justamente en el lugar donde se desvaneció víctima de varias puñaladas mortales.
Un altar que el personal médico del centro de diálisis que la asistieron y los vecinos de Ceret Alto, ven a diario con dolor y respeto. A escasos metros pueden leerse má mensajes cariñosos para esta vecina de San Benito: “Todos los días de mi vida te recordaré, porque cuando se quiere con el corazón, como yo te quiero a ti, eso no hay tiempo que lo borre”; “Mi niña te echaré mucho de menos”; Que sepas que aunque no te conocía siempre pensaré en lo que ha pasado”.
La propia presentadora de Gran Hermano, Mercedes Milá, en la gala final el pasado martes se hacía eco de este suceso y nombraba a Miriam y a su familia para decir “no” a la violencia machista.