Apenas restan tres semanas para la procesión magna mariana del próximo 12 de octubre y todo el interés de los cofrades está volcado desde hace unos días en el procedimiento de venta de las más de 14.000 sillas que se instalarán en el tramo comprendido entre la plaza de la Asunción y la confluencia entre el Mamelón y la calle Eguiluz.
El Consejo anunció que la aplicación (App) a través de la cual debían adquirirse las sillas entraría en funcionamiento a mediodía de ese pasado lunes, pero una serie de “problemas técnicos” retrasaron el plazo hasta las 10.00 horas del martes. Esa herramienta digital tampoco estuvo operativa el martes, pero a lo largo de la tarde del miércoles ya fue posible su descarga y, aparentemente, incluso la reserva de sillas.
El problema es que, según explicó a primera hora de este jueves el presidente del Consejo, José Manuel García, lo estaba haciendo a modo de prueba y de ahí que no pudiera culminarse el pago de las sillas y que, al mismo tiempo, muchas de ellas aparecieran ya reservadas.
A lo largo de la tarde y noche del miércoles empezaron a abundar ya los mensajes en las redes de personas que sospechaban que las sillas que aparentemente aparecían reservadas habían quedado en manos de personas cercanas al propio Consejo, algo que el presidente ha desmentido de manera categórica.
La Unión de Hermandades asegura su intención de volver a anunciar formalmente la apertura del plazo para la reserva de las sillas, pero con independencia de ello lo que parece ya evidente es que estas vísperas de la procesión magna vienen marcadas por la polémica y por una creciente sensación de incapacidad e improvisación.
Debe tenerse en cuenta a este respecto que en las ciudades del entorno que se han celebrado este tipo de acontecimientos estas herramientas digitales de reserva de sillas han funcionado con normalidad e incluso con meses de antelación, algo que en Jerez no está ocurriendo.
