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Un cuarto de siglo de la Feria ‘Posbambino’, sin premio

Como si no hubiera pasado el tiempo, los debates en el Hontoria siguen siendo los mismos 25 años después de la muerte del cantaor

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Lunes de la Feria del Caballo.

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Lunes de la Feria del Caballo.

“En cofre de vulgar hipocresía, ante la gente yo oculto mi derrota; payaso con careta de alegría, pero tengo por dentro el alma rota”. Hace ahora 25 años nos dejó Bambino –sin premio-, artista total, un incunable del cante y de la escena muchas de cuyas coplas parecieran retratar esta Feria nuestra que apenas acaba de comenzar pero que ya nos deja los mismos debates de siempre.

A Miguel Vargas Jiménez no lo conocí hasta que falleció. Me lo ‘presentó’ el recordado compañero Manolo Molina -profesor titular de la ‘facultad del periodismo callejero’- cuando apareció una tarde por la redacción cual Pancho en la playa de ‘Verano azul’ anunciando la muerte de Chanquete. “Ha muerto Bambino”, dijo con semblante tragicómico, y sin apenas tiempo para saber de qué iba la cosa inició una novena en honor del simpar Miguel Vargas Jiménez consistente en la reproducción de sus obras maestras en un radiocassette Radiola.

En aquella Feria de fin de siglo ya se hablaba de las mismas cosas que ahora…, del ruido, de las casetas discoteca, de lo caro que está todo, del paseo de caballos… Exactamente igual que ahora, pero entonces, el jerezano ya decía que la suya era la mejor Feria “del mundo mundial”. “Payaso, soy un triste payaso, que oculto mi fracaso, con risas y alegrías, que me llenan de espanto”, que decía Bambino.

La Feria es como eso del “pasan los años, pasan los jugadores” que vociferan las aficiones en los campos de fútbol. Y aunque no lo parezca, en el parque González Hontoria también evolucionan las cosas, unos creen que a mejor y otros que a peor, dependiendo casi siempre de la edad de cada cual. Si acaso no ‘pasan’ los autobuses, que son los mismos de cuando Bambino empezó a cantar y tienen ya más remiendos que el ‘Látigo Macareno’, que es otro vestigio casi arqueológico felizmente conservado allá donde los cacharritos.

Cuando pase otro cuarto de siglo –y la pericia de los mecánicos permita que sigan funcionando los mismos autobuses de ahora y el ‘Látigo Macareno’- se dirá que ésta que vivimos ahora sí que era una Feria de verdad. Y se hablará de las sevillanas de Omar Montes como continuadoras del estilo que marcaron ‘Los de la Trocha’ o ‘Los hermanos Reyes’. Y se quedarán tan panchos, pero sin Chanquete ni playa.

Porque quienes hoy lamentan que ‘la verdad’ de la Feria se haya perdido son los mismos que apenas unos años antes de que nos dejara Bambino dijeron que habían convertido al parque González Hontoria en un Exin Castillos y que ya nada volvería a ser cómo era… ¿O no se acuerdan ya de aquello?

El lunes es el último día de este triduo consagrado por entero al exceso que comenzó el sábado con el alumbrado y tuvo continuidad el domingo del ascenso virtual del Xerez CD a una categoría desde la que ya no se ve tan lejos el fútbol también ‘de verdad’. Se percibe resaca en el ambiente, pero al final el sol termina ganando la partida y nos puede este empeño nuestro por apurar la semana, no vaya a ser que mañana la fiesta se tuerza por quién sabe qué cosa.

Y hay caballos, enganches, mujeres de gitana, reuniones familiares y, sobre todo, ‘tardeo’ con sevillanas y rumbas en la mayoría de las casetas. También otras cosas más. Por ejemplo, no sé yo si en vida de Bambino se celebraban despedidas de soltera en el Real… Sí estoy seguro de que si se celebraban, las cosas se hacían con bastante más recato que ahora, porque ya no se trata de celebrar, sino de que la gente vea que estás celebrando algo. Muchísimo antes de que Shakira le cantara a ‘Sal pique’, Miguel Vargas ya impartía lecciones de poesía despechada: “Te vas a casar, que seas muy feliz, deseo que la dicha sea la recompensa por tu falsedad”. Ea, para que se mortifique, trague y mastique el que quiera.

Al final, como ocurre casi siempre, el lunes que empezó tranquilo termina por liarse. La novia de la despedida de soltera ha rodado literalmente por la caseta mientras ¿bailaba? Creen que ha sido por efecto del alcohol pero yo pienso que el punto más alto de los añadidos del vestuario ha debido ejercer de contrapeso, arrastrando al suelo a la casamentera, toda una paradoja. Parece que se levanta.

Va a ser cierto que las cosas ya no son como eran. Pero no se preocupen, que dentro de otros 25 años, cuando haya pasado ya medio siglo del adiós de Bambino –sin premio- habrá alguien que diga que la Feria ya no es la que era. Eso sí, juego todo a nada a que los autobuses y el ‘Látigo Macareno’ seguirán en pie. Bueno es un mecánico cuando le tocan el orgullo…

 

 

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