Con doce años
Ilker Çatak era el típico alborotador de la clase, odiaba la autoridad y todo le parecía injusto. Algunos de sus recuerdos han aterrizado en '
Sala de profesores', un thriller en las aulas que reflexiona sobre la crisis de las 'fake news', el racismo y los conflictos intergeneracionales.
Çatak (Berlín, 1984), hijo de inmigrantes turcos, no acaba de asimilar el éxito del que ya es su cuarto largometraje como director,
la gran triunfadora en los últimos premios del cine alemán y una de las cinco nominadas al Óscar a mejor película internacional.
"Supongo que ha conectado con el espíritu de los tiempos", dice a EFE durante una visita a Madrid con motivo del
estreno en España, este 2 de febrero. "Creo que el tema de la búsqueda de la verdad es algo que va a permanecer con nosotros en los próximos años, con el auge de la inteligencia artificial", señala.
El hecho de que otra de las películas europeas del año,
'Anatomía de una caída' de Justine Triet, coincida en esa temática de fondo, la dificultad de comprender y atenerse a la verdad y la intromisión de los prejuicios, refuerza la tesis de Çatak.
"Vivimos tiempos locos, la verdad es cada vez más elusiva, especialmente desde que Trump llegó al poder en Estados Unidos entramos en esta historia de las fake news y el fact checking", señala.
También es algo sobre lo que reflexionó durante la pandemia, cuando escribió el guion junto a Johannes Duncker. "Estaba todo el mundo discutiendo sobre la conveniencia de vacunarse o no, había opiniones de todo tipo y la verdad se convirtió en una cuestión de creencia".
Su historia, eso sí, es muy diferente de la de Triet. Carla Nowak (Leonie Benesch) es una idealista profesora de matemáticas y gimnasia en una escuela de secundaria que, cuando se producen una serie de robos y se sospecha de uno de los alumnos, decide llegar al fondo del asunto por su cuenta.
En su empeño se verá poco a poco acorralada, por los padres indignados, sus colegas corporativistas y los estudiantes cada vez más agresivos. Y ahí uno de los aciertos de Çatak, que se aleja del clásico drama en las aulas para tender hacia el thriller, con una creciente atmósfera opresiva.
Conflicto intergeneracional
Hay un momento en el filme en que un grupo de alumnos, cansados de que se les oculte información, se alzan contra el sistema a través del periódico de la escuela y, para lograr hacerse oír, caen en el amarillismo.
Çatak explica que quería abordar los problemas de entendimiento entre generaciones, inspirado por la incomprensión que ha generado en los últimos años el activismo ecologista juvenil, con acciones como el lanzamiento de pintura roja sobre obras de arte en museos.
"Al escribir pensaba en movimientos como Fridays for Future (Juventud por el Clima en España), que reprochan a los mayores que hayan estropeado el planeta y su manera de hacerse oír a veces resulta incomprendida, pero se trata de una toma de conciencia".
Victimismo y diversidad
En medio de su turbulenta adolescencia, Çatak recuerda el día en que su profesor de latín le puso una mala nota, a su juicio injustamente, y él le llamó "nazi".
"Por supuesto llamó a mis padres y, cuando llegué a casa, me dijeron que debía disculparme", relata. "Yo me negué, pensaba que el profesor me odiaba por ser turco, y recuerdo perfectamente a mi padre diciéndome: No eres una víctima, no es porque seas turco, es porque has cometido un error".
Mantener esa perspectiva en la película era fundamental para Çatak, que entiende que la defensa de la diversidad no debe suponer caer en el victimismo o la simplificación.
"Muchas veces te encuentras con gente pidiéndote que no digas esto o lo otro porque alguien puede sentirse herido, y está bien, pero no hay que exagerar esa tendencia a ofenderse".
Recuerda que recientemente, en una charla en la universidad donde da clases, contó que su próxima película, que rodará en Turquía, trata sobre una mujer a punto de entrar en menopausia y una chica entre el público se mostró ofendida por que un hombre aborde ese tema.
"¿Cómo es posible -se pregunta- que alguien que habla de diversidad tenga ese pensamiento binario? Hago cine para entender el mundo, no simplemente para contar mi propia historia sobre hombres turcos y alemanes, necesitamos expandir nuestra mente y a veces siento que con todo el tema de la diversidad la gente encoge sus perspectivas".