El tiempo en: Chiclana
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Jaén

“Lo que duele, inspira y Jaén me duele”

Miguel Ángel Karames es actor y director teatral y desde hace once años trabaja en la formación de actores, en la profesionalización del sector y en...

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
  • Miguel Ángel Karames. -

Llegó hace once años a Jaén y aunque es un hombre poco arraigado, esta ciudad le ha permitido trabajar como actor y director teatral, no sin complicaciones, teniendo un pie en la ciudad y otro en cualquier parte de la geografía, siempre con la maleta hecha, dispuesto a marchar si no puede vivir dignamente del teatro, una profesión que ama y que descubrió hace 20 años. Miguel Ángel Karames (Barcelona, 1971) habla y lo reconoces.

Es una de las voces del teatro en Jaén, una ciudad en la que vivió parte de su infancia y a la que volvió sin pensar que se quedaría para hacer teatro, para crear escuela de actores, para dirigir y para generar la necesaria comunión entre actor y espectador. Desde niño manifestó interés por la interpretación, pero su paso de aficionado a profesional lo dio tarde. Fue en Sevilla, en el Instituto de Teatro y en la compañía Vientosur Teatro.

Cambió el rumbo de su vida. Estaba a punto de terminar la carrera de Derecho, pero se decidió por el teatro. Él es hoy un maestro y siempre se preocupó por formarse con los mejores, con internacionales como Eugenio Barba, Serge Poncelet y Carlo Boso, entre otros, y maestros nacionales como Alonso de Santos, Andrés Lima o Ana Zamora.

Miguel Ángel Karames se considera un “afortunado” por haber paseado el teatro por España, Italia, Alemania, Francia, Reino Unido y Cuba. Su vocación de viajero le ha enriquecido como profesional, y su formación en Filosofía y Teatro han sido su “escuela de vida”.

En 2006 presentó el proyecto de lo que hoy es el Laboratorio de Teatro de la Universidad Popular Municipal y lo ha convertido en un lugar de referencia en formación para más de 150 actores. “El Laboratorio es necesario para generar cuantitativa y cualitativamente cierto caldo de cultivo en la ciudad”, reconoce. Y es que en la capital “se ha prolongado bastante lo vocacional” y hay que despegar profesionalmente. “Es difícil ganarse la vida con el teatro en Jaén, una ciudad declaradamente hostil”, dice.

En 2008 dio un paso más e impulsó la Plataforma de artistas Baraka Project, de donde han surgido compañías teatrales como ‘Pipino en la India’ y ‘Negresco Artescénico’, dirigidas por Karames. “La Plataforma ha generado sinergias”, confirma. Además, con ‘Jaén a Escena’ da salida a producciones teatrales locales y regionales, y ya va por la séptima edición.

Este director pone su sello a obras clásicas, haciendo sencillo autores como Shakespeare. Su afán es sumar y no conformarse con lo que se ha hecho siempre, enfrentándose a un público “poco profesional y maltratado, que está creciendo y formándose”. Lleva a sus espaldas más de medio centenar de montajes y es de esos directores que se remanga, convirtiéndose en escenógrafo, iluminador, productor…

Como actor destaca su ‘Otelo’, que le ha dado muchas satisfacciones sobre las tablas y premios; y como director ‘Marat-Sade’, de Petet Weiss; y ‘Verracas’, de Jesús Tíscar. En la actualidad trabaja en el montaje de ‘Sinoria’, de Plauto, para el Festival de Teatro Clásico de Cástulo; y en el musical de Acrobalia.

Karames reconoce que “Jaén duele y por tanto inspira” y que en esta ciudad pone “muchas ganas”, a pesar de la “escasa respuesta” de las administraciones. Detesta que quienes vivan del arte “tengan que mantener una lucha abierta para lograr sobrevivir ante la falta de sensibilidad con la cultura”.

Denuncia que en el primer trimestre del año se hayan suspendido el 40% de los montajes en el Darymelia por tasas “imposibles de pagar”. Es crítico y defiende una programación cultural que “requiere de una planificación” y que tiene que huir de “la rentabilidad política y del favoritismo”.

‘Vagamundo’ del arte, ha vivido en Madrid, Sevilla, Budapest, La India, Nueva York y Washington y en todas estas ciudades ha aprendido que si es cierto que “el mundo es un teatro”, también es verdad que “el teatro es el mundo”, su mundo.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN