Si Rudyard Kipling tuviera que enunciar de nuevo las seis preguntas básicas para construir una noticia, ¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué? y ¿cómo?, debería añadirle ¿para qué?, una cuestión que tiene fácil respuesta cuando de periodistas como Antonio Garrido Gámez se habla: para el honesto ejercicio de la profesión periodística y para, en su caso, defender, impulsar, y provocar el desarrollo y el bienestar de Jaén.
La Universidad de Jaén, con la colaboración de la Caja Rural, acaba de publicar el libro “En Jaén donde resisto...”, un idilio de más de 40 años con la ciudad y la provincia de Jaén, en el que se recopilan algunos trabajos, artículos y editoriales de uno de los mejores periodistas que ha dado esta tierra, ‘Premio de Periodismo de Andalucía en 1988’, ‘Premio Nacional Ciudad de Úbeda’ y tres veces ‘Premio de Periodismo de Expoliva’.
Delegado de Ideal en Jaén desde 1988 hasta 2003, y director de VIVA JAÉN desde su nacimiento en enero de 2006 hasta marzo de 2014, Antonio Garrido comenzó su andadura profesional como redactor de Ideal en Jaén en 1973. Fue el primer corresponsal de la provincia del diario El País y también estuvo al frente de la corresponsalía de ABC y en las corresponsalía de las agencias EFE y Europa Press, además de dirigir programas informativos en Radio Popular, Radio Jaén y Radio Nacional.
Antonio Garrido ha sido testigo directo, y protagonista en algunos casos, de los últimos 40 años de historia de la provincia de Jaén. Fue este ibreño de nacimiento y de corazón, cronista oficial e Hijo Predilecto de su villa, jienense ilustre y periodista universal, quien en su pregón de la feria de San Lucas, en Jaén, pidió la declaración como Patrimonio de la Humanidad de la Catedral de Jaén.
Brevedad y claridad
El prólogo del libro, que puede adquirirse ya en toda la red librera andaluza y en las librerías de la capital Don Libro y Metrópolis, ha corrido a cargo de su amigo y colega Vicente Oya Rodríguez, que con su pausada y certera prosa habla sobre un estilo, el de Antonio Garrido, “personal y brillante en la forma y en el fondo” y sobre la máxima que sobre el periodista diera el maestro Antonio Azorín: “la brevedad en el relato; la claridad en la exposición; el respeto a los demás; el no tomar partido por sólo llevar la contraria, el utilizar la insinuación antes que el exabrupto y el no decir las cosas a medias”. Y habría que añadir y destacar, la valentía de quien nunca se ha dejado doblegar y la fiel resistencia del contador de sueños de una tierra que debe tanto a Antonio Garrido como espera de quienes la adulan. Por ello su dedicatoria: “A Jaén, la bella ciudad de luz, a la que no he podido cambiar, pero me lo ha dado todo”. Y eso es, como él mismo diría, “el Evangelio”.