Un año más caballeros y ropajes con sabor a medievo se reunieron en el coso del Descubrimiento de Palos de la Frontera para rehacer la corrida pinzoniana por el día de la hispanidad. La plaza engalanada hasta el último muro que la encierra, junto con los atuendos de presidencia y banda de música, transformaron un festejo taurino en algo más que atractivo y curioso para aficionados y turistas.
Una cita que llegó a su cuarta edición y con el paso de las mismas, el evento se antoja más apetecible para el cierre de la temporada de muchos toreros. Los niños llenaban gran parte de los tendidos en una tarde cálida y agradable que disfrutaron de un festejo mixto en el que el rejoneador Andrés Romero y el torero Antonio Nazaré triunfaron en una corrida desigual de los astados de Fermín Bohórquez y Zalduendo. Regresaba a la tierra fresera el toreo a caballo después de que Moura, Hermoso y Pedro Calero lidiaran hace seis años una corrida de Castilblanco. El rejoneador onubense, quien ha marcado un auge en su filosofía taurina, puso la alegría y la emoción con las piruetas de sus caballos y en el segundo de su lote llevó una faena encadenada de arte y emoción con la que vibró el respetable sobre el albero de Palos. Una estocada entera que le valió cortar las dos orejas y el rabo, en contraposición de su primero, que entre la distracción al toro por parte de su cuadrilla con el capote y los Forcados de Coimbra terminó enfriándose, y no obtuvo la suerte en el rejón de muerte.
El ganado y los toreros
Zalduendo trajo un lote equilibrado pero justo de fuerza y de desigual juego para los toreros de a pié.
El sevillano Antonio Nazaré tocó pelo en cada uno de sus toros hilvanando faenas de una suavidad extrema con un gusto exquisito. Torería absoluta del sevillano. Toreando en redondo y midiendo los tiempos consiguió una corta pero merecida oreja del sexto, el mejor de la tarde.
El estoque quiso ser protagonista durante toda la tarde con la negación constante en cada final de faena que se obró sobre el ruedo. Se premió la pureza y el temple al natural de Nazaré que abrió la puerta grande junto a Andrés. José Doblado no tuvo su día ante dos toros que le hicieron oscurecer sus esperanzas de triunfo. Profesionalidad y oficio con los dos Zalduendo descatados y peligrosos. Se le escapó así una oportunidad de oro para darse a conocer fuera de las fronterizas marismas de Huelva. Palos de la Frontera nos dejó una tarde de detalles, nostálgica, y con la luna en el cielo que anuncia el irremediable otoño torero.