El Muelle de las Carabelas, enclave situado en La Rábida, en el que se exhiben las réplicas de las naos con las que Colón descubrió América, ha concluido el periodo estival con una cifra de visitantes que ha rondado los 50.000, lo que supone un aumento del 10% respecto al año pasado.
Son datos que vuelven a señalar este emblemático lugar colombino como uno de los espacios "estrella" dentro de la riqueza turística de la provincia, según ha informado a través de un comunicado la Diputación de Huelva, gestora de las instalaciones.
A lo largo del verano, y fruto de la colaboración de Cepsa a través de un Convenio suscrito con la Diputación de Huelva, el Muelle de las Carabelas ha sido escenario de diversas actividades repartidas entre julio y agosto que han ido marcando la atractiva programación especial diseñada para esta época.
El pasado 30 de agosto puso fin a este ciclo la última actuación enmarcada dentro del llamado "Atardecer Musical en la Rábida", con una extraordinaria acogida por parte del público que, día a día, se ha ido acercando hasta el Muelle para disfrutar de la variada oferta cultural diseñada desde la Diputación.
Actividades nocturnas, conciertos en directo, dinamización teatral, Cuentacuentos, talleres artesanales, una regata y un concurso de fotografía han integrado la extensa oferta estival de la que toda clase de público ha podido disfrutar de forma amena y participativa. Las expectativas creadas al inicio de verano respecto al éxito de este programa han sido superadas.
El mayor porcentaje de público asistente al Muelle corresponde a turistas alojados en los hoteles de la costa, si bien el público local ha participado activamente de la programación cultural.
El Muelle de las Carabelas, consolidado como uno de los espacios más visitado en Andalucía, fue inaugurado en 1994 para conmemorar el V Centenario del Descubrimiento de América.
Años antes se inició la construcción de las réplicas de la nao Santa María y las carabelas la Pinta y la Niña, que en 1990 iniciaron desde Palos de la Frontera una travesía por puertos españoles y europeos, para finalizar su periplo recalando en la Exposición Universal de Sevilla de 1992.
