El jurado lo considera culpable de un delito de asesinato tras asestar 29 cuchilladas a la víctima en marzo de 2020
La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a veinte años de cárcel a un hombre acusado de asesinar a una mujer de 29 años a cuchilladas en un asentamiento de chabolas ubicado en Palos de la Frontera en marzo del año 2020, todo ello tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular.
La sentencia, a la que ha tenido acceso EFE, considera al acusado responsable de un delito de asesinato por el que le impone la pena de prisión y de otro leve de hurto por el que debe de pagar una multa de 180 euros.
La Audiencia, en este sentido, acuerda la sustitución de la pena de prisión impuesta al acusado -nacido en Malí- por la expulsión del territorio nacional y la prohibición de entrada al mismo por ocho años, aunque esta medida de expulsión se llevará a efecto una vez el penado haya cumplido trece años de cárcel, acceda al tercer grado o se le conceda la libertad condicional.
En concepto de responsabilidad civil, condena al investigado a pagar una indemnización de 278,89 euros por el valor de los efectos sustraídos de la chabola tras cometer el crimen.
En su veredicto, el jurado consideró probado que los hechos tuvieron lugar entre las 12.00 horas del día 19 de marzo de 2020 y las 00.00 horas del día 21 de marzo de 2020, cuando el condenado acudió a una chabola de un asentamiento ubicado en Palos de la Frontera donde residía la víctima.
El jurado consideró probado que el acusado “inició el ataque de forma sorpresiva, tumbando” a la fallecida en el suelo de espaldas “e inmovilizándola con su propio peso, consiguiendo con todo ello cometer la agresión de manera que impedía efectivamente cualquier reacción defensiva eficaz por parte” de la agredida.
De este modo, encontrándose en esta situación, y “con ánimo de acabar con la vida” de la mujer, el acusado le propinó, con un cuchillo que portaba, múltiples cortes, incisiones, laceraciones y heridas en distintas partes de su cuerpo, acabando con su vida.
Seguidamente, y tras causar su muerte, el acusado se llevó de la chabola varios terminales móviles, entre ellos un teléfono que vendió a otro varón por 30 euros y una manta.
El acusado sometió a la víctima “a padecimientos innecesarios y un sufrimiento más intenso que el que se requería para causarle la muerte”, según indica la sentencia.