La Fiscalía pide 12 años de cárcel para un acusado de abusar sexualmente de ocho mujeres extranjeras que contrató como empleadas domésticas y al que se juzgará este martes en el Juzgado de lo Penal 1 de Vigo.
Según recoge el Ministerio Público en su escrito de acusación, los hechos tuvieron lugar entre 2016 y 2018, cuando el procesado contrató a empleadas para tareas domésticas y de ayuda ante la discapacidad que presenta. Así, actuó "prevaliéndose de su condición de potencial empleador" y "aprovechándose de la situación de vulnerabilidad de las mujeres, en su mayoría extranjeras, en situación irregular en España y con escasez de recursos y necesidad laboral".
En concreto, les exigió que llevasen a cabo una "prueba" consistente en dormir en el mismo cuarto que él y les realizó preguntas y comentarios de carácter sexual, además de manifestar sus preferencias a ese respecto. Ante su actitud, algunas de las mujeres abandonaron la vivienda durante la realización de la "prueba" o después de la misma.
El Ministerio Fiscal considera al acusado autor de cuatro delitos continuados de abusos sexuales y otros cuatro delitos de abusos sexuales, por los que pide que sea condenado a 12 años de cárcel. También reclama que indemnice en 1.000 euros a tres de las víctimas y en 2.000 a una cuarta.
HECHOS
Entre 2016 y 2017, el procesado llegó a tocar los glúteos a una de las mujeres y aprovechó para "rozar las piernas" de otra de ellas "a modo de caricias", lo que las llevó a abandonar el domicilio.
Además, en 2017, cuando una tercera mujer realizaba la prueba, "aprovechando que se disponía a ayudarle a levantarse de la cama", procedió a abrazarla, "intentando darle un beso en la boca", lo que ella evitó. Como consecuencia, el varón se enfadó y la mujer optó por abandonar la vivienda.
Asimismo, en 2018, preguntó a otra mujer contratada si se tomaría una fotografía desnuda para él y llegó a insinuarle que le realizase tocamientos, pero el rechazo de ella supuso que abandonase su actitud. Así, la mujer continuó trabajando para él, aunque sin dormir en el mismo cuarto, y varios meses después accedió a que su hija también se trasladase al domicilio junto al hijo de ella.
Una vez que la hija de esta mujer se desplazó desde su país a España también se le exigió que durmiese en el mismo cuarto que el procesado, para el que trabajó durante cuatro días durante los que él intentó tocarle los pechos y besarla en la boca, además de pedirle que le tocase los testículos. Ante su negativa, el acusado le manifestó que quería que abandonase la vivienda, lo que ella hizo junto a su madre y su hijo.
Posteriormente, mientras otra de las empleadas lo ayudaba a bajar de la cama para sentarlo en una silla, él intentó "meterle la mano por debajo de la chaqueta hacía su cintura", ante lo que ella abandonó la vivienda.
Adicionalmente, el acusado insinuó a una octava trabajadora contratada que le realizase tocamientos y "procedió en varias ocasiones a bajar su mano hacia ella". Así, llegó a "agarrarla por la camisola que vestía con el propósito de poder tocar su cuerpo", lo que la mujer impidió.