El francés es líder con más de cuarenta segundos sobre el español, mientras que tercero es el finlandés Mikko Hirvonen (Ford), a más de un minuto.
La distancia y la lluvia que ha caído al final del día suponen para Loeb una ventaja para mañana con la que no contaba. El piloto francés se coloca en una posición inmejorable para conseguir su victoria número cincuenta en la historia del mundial.
Ayer la carrera no fue fácil. El asfalto era muy resbaladizo y había mucha tierra sobre la carretera, lo que, añadido a la obligatoriedad de ir con neumáticos de tierra -las siguientes etapas serán sobre esa superficie-, hizo muy difícil la decisión sobre los reglajes.
Loeb fue el primero en acertar. Apareció en la línea de salida con neumáticos usados, mientras que el resto lo hizo con gomas nuevas. Su ventaja en los tiempos fue muy grande y cuando los pilotos volvieron al parque cerrado, todos copiaron su estrategia.
Ya era tarde, Loeb era líder y aventajaba en veintidós segundos a Sordo y en más de cuarenta a Hirvonen. Dominó cinco de los seis tramos y sólo se permitió aflojar en el último, donde Sordo fue el encargado de marcar el mejor tiempo.
La jornada le salió redonda. Terminó líder, como era de prever, y mañana saldrá primero a los tramos de tierra, a unos caminos con muchos baches, piedras y polvo, pero lo hará con un gran ventaja, que era su objetivo.
Además, la lluvia caída desde el mediodía ha supuesto que el polvo y la tierra suelta que hay sobre los tramos donde se competirá mañana se apelmacen, por lo que la superficie estará más dura y su desventaja por abrir pista no será tanta. Sordo ha sido el único que ha podido mantenerse a la estela del campeón. En la primera mitad de la jornada consiguió un buen ritmo de competición y fue capaz de arrebatarle el mejor tiempo en el último tramo.