Salud y paz para 800 niños bielorrusos y saharauis

Publicado: 26/06/2011
Se reduce el número de acogida por la situación económica de las familias
Unos tienen la piel morena y el pelo negro y brillante. Los otros son rubios y reflejan en sus rostros la nívea blancura del manto que cubre sus calles durante casi la mitad del año.

Unos llegan de Tindouf, un hogar que no les corresponde en el que el manto que cubre las calles que no conocen es de polvo seco y caliente. Los otros vienen de una tierra podrida por la industria caníbal y por un desastre que tampoco les correspondía.

Unos llegaron a un campamento de lonas y bloques de hormigón huyendo de la muerte y la represión en la tierra de sus abuelos en el Sáhara Occidental. Muchos nacieron allí, donde la tristeza les ahogaba el alma. Los otros vieron como un monstruo etéreo, nacido de las entrañas de una estación nuclear ucraniana les robaba también el aire que sus padres se negaron a dejar de respirar.

Unos llegan desde el sur, recorriendo más de mil kilómetros en busca de la paz. Los otros recorren más de tres mil marcando destino suroeste en la brújula de sus veranos, con el sol y el aire puro como destino. Y todos, los que llegan, las familias que dejan atrás y las que les abren las puertas de sus hogares durante unas semanas, buscan exactamente lo mismo: sus sonrisas inocentes.

Con el final de las clases, en los parques, las piscinas, los cines y las heladerías se disparan los decibelios, impulsados por el griterío agudo de un lenguaje internacional que no tiene que ver con el dialecto del árabe que hablan los saharauis, ni con el ruso adaptado a las llanuras de Minsk, ni con el castellano partido en dos por la influencia del Guadalquivir. No hay costumbres insalvables. La frialdad eslava se funde con el valor magrebí de la amistad, y con la hospitalidad andaluza.

Ochocientas familias sevillanas hacen durante las vacaciones un curso de verano en alianza de civilizaciones al que sólo pueden encontrarse beneficios: niños que aprenden aspectos cotidianos de la vida en otras culturas. Otros de pelo negro a los que regalan paz, y otros de ojos azules que reciben luz para que sigan brillando.

Iniciativa

Sevilla acogerá el próximo 16 de julio una gran marcha de apoyo al pueblo saharaui en la que participarán todas las asociaciones andaluzas que hacen posible que más de 1.600 niños procedentes de los campos de refugiados de Argelia pasen el verano en la comunidad.

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